Ignacio de la Calle

Ayer soñé

Tribuna libre

A mi padre en el octavo año de su fallecimiento. Primer presidente del Xerez CD y primer presidente del Xerez DFC

03 de mayo 2025 - 16:28

ME desperté un domingo cualquiera de final de agosto; bueno, de cualquiera nada porque aquella fecha indicaba el comienzo de una nueva temporada de fútbol que llegaba después del lento verano que ya se hacía demasiado largo. El ambiente en la ciudad era absolutamente radiante y desde las primeras horas del día se palpaba que aquella jornada significaría un antes y un después.

Miles de banderas y bufandas colgaban de los balcones, no había ni un solo rincón de Jerez que quedara sin adornar vistiendo a nuestra ciudad de un azul y blanco especialmente intenso en aquella mañana tan limpia de final del estío. Familias enteras que se equipaban con los colores de su ciudad y de su equipo, se volcaban en masa para acudir al estadio y poder ser testigos directos del inicio de una temporada que venía marcada por aquel encuentro, más que importante trascendental.

Una multitud inmensa de jóvenes que vestían con orgullo la camiseta de su equipo y que se habían reunido desde temprano en el entorno de Chapín, cantaban y se preparaban para animar al Xerez, comentando entre ellos el especial ambiente que aquella situación excepcional había provocado. Ya no habría más tensiones ni broncas ni disputas ni divisiones entre dos aficiones que en definitiva eran lo mismo. Ahora un solo equipo representaba la ciudad. Por fin el xerecismo había comprendido que la división no era más que un absoluto error.

Aquel día en Chapín, que presentaba un aspecto impecablemente limpio y que estaba perfectamente engalanado, no cabía ni un alfiler y se notaba que no era el de todas las tardes, pues aquello era una pura fiesta llena de colorido, y no era para menos, pues volvían a encontrarse familias y amigos que no disfrutaban juntos de una tarde de fútbol desde hacía mucho tiempo. Por fin la unidad del xerecismo era una realidad.

Con su presencia en el palco, el Ayuntamiento, la Diputación, la Junta de Andalucía y la Federación Española reconocían y apoyaban institucionalmente el importantísimo paso que se había dado. Muchísimos patrocinadores habían incrementado sus patrocinios exponencialmente y la masa social se había triplicado. Todo esto provocó que el presupuesto para la nueva temporada fuese de los más elevados de la categoría y en consecuencia, había podido formarse un equipo muy importante que daría mucho que hablar. El proyecto era estar en tres años como máximo dentro del fútbol profesional.

Ahora, la deseada Ciudad Deportiva sería una realidad tangible donde se podría albergar la escuela de fútbol para pequeños y toda la magnífica cantera que estaría perfectamente dirigida y estructurada, educando a nuestros canteranos en la fidelidad al club y en sus valores y donde las fugas y filtraciones a otros equipos de nuestro entorno serían más difíciles.

También soñé que desde el cielo miles y miles de xerecistas que nos precedieron, bendecían y aplaudían la unidad de la afición y, entre ellos, solo quiero dejar constancia que presencié con toda nitidez como Rafael Verdú y Pepe Ravelo se fundían en un abrazo eterno y se alegraban inmensamente de vernos compartir este partido inaugural que casualmente se jugaba contra el Cádiz.

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