Tribuna libre

Jesús Salido Aparicio

Hermano Mayor del Carmen

Un besamanos diferente

Carlos Otero, siempre al lado de la Santísima Virgen, besando su mano.

Carlos Otero, siempre al lado de la Santísima Virgen, besando su mano.

HOY no podremos realizar el besamanos por la conmemoración de los 95 años de tu coronación, ni podremos estar tan cerca tuya como quisiéramos por esta especial situación que padecemos. Pero como sabes y te consta, estamos con la mente y con el corazón.

Desde que tus hijos los Carmelitas te trajeron desde Sevilla para fundar un nuevo convento en Jerez hace más de 400 años, has acompañado al pueblo de Jerez en numerosas vicisitudes y tribulaciones. También has peregrinado por distintos lugares de nuestra ciudad como el hospital de la Sangre, la ermita de San Benito, la iglesia de San Dionisio o la iglesia de las Angustias. Incluso has tenido que ser resguardada en domicilios particulares durante momentos complicados de este país, pero siempre has estado cerca de nosotros encontrándonos siempre tu protección y auxilio.

En agradecimiento, en el año 1925 fuiste coronada por el Nuncio del Papa Monseñor Federico Tedeschini y Jerez te regaló esa corona de amor realizada por el orfebre valenciano José David de Játiva, donde todo el pueblo de Jerez, de cualquier clase y condición puso lo mejor que tenía en ella. Prueba de ello son la infinidad de adhesiones, donaciones y testimonios recogidos no solo de Jerez sino de toda España y fuera de ella, plasmados en la revista editada durante los meses anteriores de la coronación llamada “Decor Carmeli”, verdadero pulmón para anunciar todo lo que acontecía alrededor de Coronación Pontificia que se estaba preparando.

Ntra. Sra. del Carmen Coronada sigues acompañando a tu pueblo como el primer día de tu llegada. Eres parte de él indiscutiblemente. Jerez es el Carmen y el Carmen es Jerez. Una devoción trasmitida en las familias de generación en generación, en la sencillez del pueblo, en lo más hondo del corazón de los jerezanos.

Salgamos prestos a su encuentro. Pongámonos ante su imagen. Mirémosla con los ojos de la fe y de la esperanza. Imitémosla en su ejemplo de entrega y generosidad. Sigamos coronándola con nuestras vidas a través de una devoción en una actitud de oración, practicando la fraternidad y el servicio a los demás, fuentes del carisma carmelitano. Parémonos un momento en este mundo de prisas, ruidos y sin sentidos. Dejemos que nos guíe, no tengamos miedo. Ella no defrauda nunca e intercede por nosotros. Ella siempre está con nosotros.

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