Las cosas que pasan

David Fernández

La burbuja política

31 de enero 2010 - 01:00

POR desgracia, conocemos la burbuja inmobiliaria y también la financiera, aún padecemos sus terribles consecuencias desde que la crisis acabara de un plumazo con la cultura del pelotazo. De lo que no habíamos oído hablar hasta ahora es de la burbuja política. La mencionó el pasado jueves el presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, el ex ministro socialista Javier Gómez Navarro, cuando le preguntó un empresario, durante el primer Foro Jerez -ya era hora de que se debatieran posibles soluciones a la crisis en esta ciudad- por qué los políticos parecen ser los únicos en no darse cuenta de la realidad que les rodea. Gómez-Navarro apeló entonces a la burbuja para recordar que los políticos de su edad, sobre todo los socialistas, no pudieron ejercer durante el franquismo por razones obvias, y que por tanto se dedicaron a sus respectivas profesiones antes de tocar el poder. Pudieron palpar, eso es lo bueno, la economía real, y conocieron el éxito pero también el fracaso, "del que más se aprende", subrayó. Por el contrario, los políticos que ahora lideran sus partidos, jamás han salido de la burbuja, vino a decir. Casi todos comenzaron muy jóvenes en sus respectivas formaciones hasta escalar posiciones para llegar a lo que son hoy, unos gobernantes que apenas han tenido contacto con la realidad. Dicho esto, los 160 empresarios que lo contemplaban empezaron a entenderlo todo. A entender por qué cuando a España comenzó a dolerle la columna vertebral, el Ejecutivo que lidera José Luis Rodríguez Zapatero se empeñó en decir que estaba sana como una pera. Por qué se diagnosticó tan mal la enfermedad cuando la crisis hizo mella con toda su crudeza, y por qué de poco sirven las soluciones propuestas. Gómez-Navarro dejó patente que su ideología no le impide reconocer los problemas de la sociedad. Y en este contexto, recomendó a los empresarios que no esperen que los políticos les saquen de ésta por arte de magia y les animó a no quedarse de brazos cruzados ante la incertidumbre. Igual no es mala idea salir de casa a partir de ahora con un alfiler, no vaya a ser que usted se encuentre de repente con un político que vive en una burbuja y que necesite ayuda para ubicarse. Como hasta hoy les resulta tan difícil a unos y otros afrontar la realidad, los alfileres (de todos los colores) se venderán más que nunca.

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