En busca del Filemón perdido

La ciudad y los días

13 de mayo 2025 - 03:05

Bruguera edita Los primeros 200 casos de Mortadelo y Filemón recuperando las historietas de Ibáñez publicadas en Pulgarcito entre 1958 y 1961. Una de las grandes novedades editoriales de este año. No solo, pero sí sobre todo, para mi generación. No únicamente hechos de armas, como la pérdida de nuestras últimas colonias en 1898, o de alta cultura, como el homenaje a Góngora en el Ateneo sevillano en 1927, pueden dar nombre a una generación si esta se toma en la quinta acepción de esta palabra: “Conjunto de personas que, habiendo nacido en fechas próximas y recibido educación e influjos culturales y sociales semejantes, adoptan una actitud en cierto modo común en el ámbito del pensamiento o de la creación”. También puede definir a una generación la cultura popular de masas influyendo en mentalidades y sociedades a la vez que expresándolas en sus realidades o aspiraciones.

Quienes fuimos niños en los años 50 y adolescentes en los primeros 60 recibimos influjos culturales que podrían definirnos como la generación de los nuevos héroes de Iranzo (el Cachorro, 1951), Ambrós (el Capitán Trueno, 1956), Darnís (el Jabato, 1958) y de las nuevas historietas cómicas del DDT (1951), Pulgarcito (1952) o Tío Vivo (1957).

En los tres últimos fueron apareciendo los personajes de Cifré (Tribulete), Peñarroya (Gordito relleno, Don Pío), Escobar (Carpanta, Zipi y Zape, Petra), Jorge (doña Urraca), Schmidt (el doctor Cataplasma) y de los grandísimos Vázquez (las hermanas Gilda, las familias Cebolleta y Churumbel, Anacleto, Angelito) e Ibáñez (Mortadelo y Filemón, la familia Trapisonda, 13 rue del Percebe, Sacarino, Rompetechos). Estos dejaron tan anticuado al decano e influyente –hasta el punto de dar nombre a estas publicaciones– TBO (1917) como anticuados quedaron Roberto Alcázar y Pedrín (1940) o el Guerrero del Antifaz ante el Cachorro, el Jabato y sobre todo el Capitán Trueno (sin olvidar al soldado de la colilla en la boca de Hazañas bélicas). En paralelo los héroes americanos –Supermán, Batman, el Príncipe Valiente, el Hombre Enmascarado– se hacían populares en España gracias a la editorial mejicana Novaro (1952) y la española Dólar (1958).

Esta memoria quizás olvidada de nosotros mismos, porque la larga evolución de Ibáñez dejó muy atrás esta primera plasmación de Mortadelo y Filemón, nos es devuelta por Los primeros 200 casos de Mortadelo y Filemón.

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