Soy nieto de Tomás García Figueras, de la rama familiar vasca. Hace más de sesenta años mi madre, María del Carmen García-Figueras, hija de Tomás García-Figueras, decidió unir su vida a un vasco de Bilbao, Ramón Ariño de Garai, anticipando muchos años la fusión vasco-andaluza ahora tan en boga a través de películas de cine y series de televisión.
Una fusión de familias y de sensibilidades, con unos abuelos nacionalistas vascos por parte de padre y un abuelo nacionalista español, pero sobre todas las cosas andaluz y jerezano, por parte de madre. Una fusión en la que ante todo hubo respeto y cariño.
Mi abuelo tiene dedicada una calle en Jerez, en reconocimiento a su labor en pro del desarrollo cultural y social de la ciudad durante su etapa como alcalde. En aplicación de la Ley de Memoria Histórica cambiará de nombre próximamente.
La Ley de Memoria Histórica, tan necesaria para resolver los errores del pasado y devolver la dignidad a las víctimas de los abusos del poder, aplicada sin distinciones y sin explicaciones puede hacer pensar a las personas que desconocen aquella realidad, que todas las personas que ocuparon cargos públicos durante el régimen franquista fueron gobernantes cuya huella merece ser borrada y olvidada.
Quiero romper una lanza en favor de mi abuelo, Tomás García-Figueras, una persona culta, justa y buena que dedicó su vida primero a estrechar los lazos de España con Marruecos, promoviendo el desarrollo cultural y social de este país en épocas del Protectorado. Seguro que de aquellas semillas han crecido algunos de los frutos de las relaciones actuales entre ambos países. Y posteriormente como alcalde de Jerez, apoyando el desarrollo cultural, social y económico de la ciudad.
Cada vez que visitamos Jerez recorremos con orgullo sus calles en homenaje a nuestro abuelo, intentando reconocerle en cada esquina y sobre todo tratando de respirar el ambiente jerezano que a él le dio tanta vida.
Aunque en el futuro ya no haya una calle con su nombre no dejaremos de sentir su presencia en una ciudad que tanto amó y que él tanto nos hizo amar desde la distancia.
Muchas gracias.
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