Opinión | Propagandistas de la Verdad

Francisco José Contreras

Catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sevilla. Socio de la ACdP

Consenso progre y "protección de la infancia"

La votación de la Ley de Protección de la Infancia nos deparó una vez más la imagen de un Vox enfrentado en solitario al consenso progre, del que sí participan PP y Cs. El mismo adanismo trilero que llevó al PSOE de los 80 a sostener que ellos habían creado la Seguridad Social lleva al actual a creerse pionero en prevenir el maltrato infantil. España poseía ya una sofisticada regulación: la Ley de Protección Jurídica del Menor de 1996, más la Ley 26/2015.

Junto a alguna mejora técnica (alargamiento del plazo de prescripción), la nueva ley busca sobre todo administrar una dosis masiva de ideología. Michel Foucault pedía a sus alumnos que disertasen sobre “la familia neurótica: es decir, la familia a secas”. La premisa de la Ley es que el hogar es un lugar peligroso para los niños. No sólo los hogares desestructurados: hay que “desterrar la idea de considerar a las familias más vulnerables como las únicas que necesitan apoyos cuando no funcionan adecuadamente”. “Todos los progenitores requieren apoyos para desarrollar adecuadamente sus responsabilidades parentales” (Exposición de Motivos).

Los padres somos peligrosos: el Estado progre se mantendrá vigilante para impedir que maltratemos a los niños y enseñarnos cómo se educa. Por ejemplo, es sabido que los españoles despreciamos a la mujer; papá Estado impedirá que el papá real convierta a sus hijos en machistas redomados y a sus hijas en víctimas sumisas: por eso el artículo 4.1.k) garantiza la “promoción de la igualdad de trato de niños y niñas mediante la coeducación y la deconstrucción de los roles y estereotipos de género”.

Y menos mal que está el Gobierno para “facilitar el buen trato prenatal” (art. 25.3); eso sí, destrozar al feto con aspirador o cuchillo es incuestionable derecho de la madre para el Consenso Progre.

La ley da pistas interesantes. Es cierto que “la mutilación genital, el matrimonio forzado, el matrimonio infantil” (Exp. Motivos) empiezan a ser problema en España. Pero quienes decimos que esos fenómenos están asociados a la inmigración extraoccidental somos “racistas”.

Una ley de dimensiones norcoreanas esquiva el diagnóstico más importante: el factor principal de maltrato infantil es la ruptura familiar y los “nuevos modelos de familia”. Los estudios muestran que la probabilidad de que un niño sufra violencia es 10 veces mayor cuando la madre convive con un novio que no es el padre; la de que sufra abuso sexual, 19 veces mayor. El Consenso Progre, sin embargo, no cesará de promover todo lo que no sea la opresiva familia tradicional padre-madre-hijos.

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