Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
Jerez, 1979: Choquet, Esteban Viaña, Manolo Benítez, Falconetti y Nadiuska
LOS dominicos iniciamos hoy un Año Jubilar para celebrar sus ochocientos años de existencia, largo periodo de tiempo que se desarrolla entre dos bulas pontificias. Efectivamente, el 22 de diciembre de 1216 el Papa Honorio III recibía a Santo Domingo que llegaba a Roma con la intención de lograr del Papa la confirmación de una Orden que sería y se llamase 'Orden de Predicadores', algo que el anterior Papa Inocencio III le había prometido para cuando se cumpliesen ciertas condiciones que el Santo estimaba ya plenamente ejecutadas.
La confirmación, ni era fácil, ni existía una fórmula protocolaria para concederla. Por otra parte, aunque amparándose en la Regla de San Agustín, lo que Santo Domingo suplicaba al Papa no era precisamente la apertura de una casa de canónigos regulares, sino algo nuevo e inédito en la iglesia de aquellos tiempos, motivo por el que fue necesario un mes entero de conversaciones entre el Papa y su chancillería para perfilar la fórmula protocolaria. Y no era para menos, porque el oficio de la predicación estaba entonces vinculado al prelado episcopal, hasta el punto de que el Papa, sorprendido, exclamase ante Santo Domingo que él lo que pretendía era crear una orden de obispos. Pero, en fin, la chancillería romana pudo redactar la bula Religiosam Vitam, que el Papa firmó ante el gozo de Domingo y de sus religiosos. De ahí las relaciones tan fructíferas que el Santo mantuvo con el Papa Honorio, algo utilísimo para Domingo que, con la ayuda y bendición papal, facilitó el éxito fulgurante de la Orden de Predicadores.
Por otra parte, y esto muy recientemente, 8 de agosto de 2015, ahora la Penitenciaría Apostólica, por mandato del Santo Padre Francisco, 'jubilosos' como dice la bula, conceden a la Orden de Predicadores, un Año Jubilar con su adjunta Indulgencia Plenaria. ¡Ochocientos años han transcurrido entre ambos documentos papales!.
Un hombre inspirado por Dios ¿Pero quien era Domingo y que pretendía? La vida de Santo Domingo, en largas pinceladas, fue la siguiente. Nació en Caleruega (Burgos), de una familia de hidalgos al servicio del rey de Castilla. Sus padres fueron Félix de Guzmán y Juana de Aza, fervientes católicos. Tuvo dos hermanos más, Antonio que fue sacerdote, y Manés, dominico.
Al cumplir los seis años comenzó su educación bajo la tutela del arcipreste Don Gonzalo de Aza, tío suyo, con el que permaneció hasta la edad de catorce años. A partir de esa edad residió en Palencia, en cuya Universidad recibió clases de Humanidades, Filosofía y Teología, afianzándose en la virtud y amor a los pobres, hasta el punto de que padeciéndose en la ciudad una gran hambre, vendió su libros para socorrer a los pobres. Fue ordenado sacerdote en 1194, regentando la cátedra de Sagrada Escritura del Estudio de Palencia. Terminada su formación pasó a Burgo de Osma, donde, dada su gran virtud, fue hombre de confianza de su obispo Diego de Acebes, que le nombró prior de su Cabildo.
La ocasión providencial que cambió la vida de Santo Domingo. En 1201 el rey de Castila le encomendó a Diego de Acebes una misión diplomática en Dinamarca, a la que se dirigió acompañado de Santo Domingo, El camino más fácil para llegar a Alemania y de allí pasar a Dinamarca, había que atravesar el sur de Francia, donde Santo Domingo tomó conciencia del problema que para la iglesia suponía la herejía cátara al ser alojado por un mesonero hereje al que convirtió después de una noche de oración y charla con el mesonero. Al finalizar su segunda embajada a Dinamarca, ya libres de su compromiso con el rey, tanto el obispo Diego de Acebes como Domingo deciden ir a Roma con la idea de que el Papa les enviase a evangelizar al este de Europa, región todavía alejada del catolicismo. No obstante ello, el Papa a donde les envía fue al sur de Francia, y concretamente, a la región de Albí y Tolosa, infestada por la herejía cátara. En 1207 fallece el obispo. Domingo se queda solo al frente de la misión.
Fundación de la Orden de Predicadores. Domingo comienza ahora su predicación con un espíritu apostólico, caridad y suma pobreza que impresionaba a todos. La obra de Domingo se afianzaba. En 1206 Domingo incorpora a las mujeres a su obra de apostolado, fundando para ellas el monasterio de Prouille, centro de espiritualidad y de ayuda para los misioneros que tuviesen necesidad. En 1215 Fulco confirma la forma de predicación de Domingo, y unos meses más tarde ambos se dirigen a Roma donde el Papa Inocencio III confirma la obra de Domingo. Vuelto a Tolosa, seguido por algunos compañeros participantes en la 'Obra de Predicación', recibe la casa que le cede Pedro Sella, donde establece la primera comunidad de frailes predicadores, poniendo así el fundamento de la futura Orden de Predicadores. Ya con una base más firme, realiza ahora Domingo un segundo viaje a Roma acompañado por el obispo de Tolosa, Fulco, para asistir al Concilio de Letrán y solicitar del Papa la aprobación definitiva de su Orden, como organización religiosa de Canónigos regulares. A su regreso de Roma elige, junto con sus compañeros, la regla de San Agustín como guía religiosa de su comunidad. Todo en orden ya, realiza un tercer viaje a Roma en septiembre de 1206 para presentar al nuevo Papa Honorio III la Regla de San Agustín y el primer proyecto de Constituciones para su Orden. Así se llega al 22 de diciembre de 1216, fecha en la que el Papa firma la bula 'Religiosam Vitam', dando por confirmada definitivamente la Orden de Predicadores.
Expansión de los dominicos. Al año siguiente Santo Domingo decide volver a Francia y en el mes de agosto se dispone a dispersar sus frailes, idea descabellada al parecer de algunos, a lo que él responde: "Sé lo que hago. El trigo amontonado se pudre, esparcido fructifica". Así que el día de la Asunción de la Virgen, 15 de agosto de 1217, envía a cuatro frailes a París, dos a Bolonia, principales centros universitarios, y cuatro a España. El mismo Santo Domingo acompaña a los cuatro frailes que enviaba a su tierra, de tal forma que, dejando a su hermano Manés en Madrid para que atendiese al convento de monjas que con anterioridad se había constituido, se dirige con los restantes religiosos a Segovia donde funda el mismo año de 1217 el primer convento de dominicos de España. La semilla enviada a su tierra fructificaría abundantemente. El santo sabía lo que hacía.
Primeros conventos en Andalucía. Limitándonos a Andalucía, la implantación de los dominicos en la región fue rapidísima: exactamente veinte años después de la muerte del Fundador, se abre el convento de San Pablo en Córdoba en 1241, al que seguirían los de Sevilla y Jaén en 1246 y el de Santo Domingo en Jerez de la Frontera en 1267. Este último próximo a cumplir sus 750 años de vida. Y la progresión continuó rápida, llegando a abrirse solamente en Andalucía 48 conventos.
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