La ciudad de la historia

EL siglo XIX vio nacer y desarrollarse, escasamente por cierto, la enseñanza primaria pública. Jerez, como otras ciudades españolas, se integró en los procesos sociales, políticos y económicos que se llevaron a cabo en el conjunto del país. Con el paso del período absolutista al liberal, y dentro del marco creado por la Ley que autorizaba a plantear el Plan de Instrucción Primaria, del 21 de julio de 1838, se inició el proceso de creación de escuelas públicas; a partir del ecuador del siglo, con el empuje de la Ley del 9 de septiembre de 1857 (Moyano), se amplió, pero, lamentablemente, se frenó durante la Restauración.

En ese proceso de establecimiento de la red escolar pública, en Jerez (que ya disponía de una escuela para niños, la de la Compañía o de San Dionisio) vieron la luz las escuelas de San Fernando, en el palacio de Villapanés; de Ntra. Sra. del Socorro, en el Cabildo Viejo; de San Miguel, en la plaza de los Santos; de Santiago, en la Victoria (actualmente Escuela de Artes); de Santo Domingo, en plaza del Mercado, 11 (ahora Museo Arqueológico Municipal); de Ntra. Sra. del Rosario, en la calle Antona de Dios, 16; de Ntra. Sra. de la Concepción, en plaza San Lucas, 4 (en el edificio que hoy ocupa el colegio de Don Bosco); de Ntra. Sra de la Consolación, en calle Pollo, 7; de adultos de San José, en el mismo edificio que la anterior; de párvulos de San Juan Bautista, en plaza Monti (edificio ocupado por el colegio público Cervantes); de párvulos de San Luis Gonzaga, en calle Cabezas, 1.

A lo largo de toda la centuria se fueron instalando escuelas particulares, no sólo por maestros y maestras a título personal, sino de instituciones benéficas que suplían la falta de plazas escolares gratuitas que la escuela pública no podía ofertar: escuela de Vecino, Hospicio de Niñas Huérfanas, escuelas dependientes de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Jerez, escuelas de las Conferencias de San Vicente de Paúl; las Hijas de la Caridad, las Carmelitas… A raíz de las libertades de establecimiento de centros docentes y de culto, promovidas por la Revolución de 1868 y por las leyes posteriores, se establecieron numerosas escuelas privadas con la finalidad de adoctrinamiento religioso: escuelas de González Byass; los protestantes en la Alameda de las Angustias y en Vallesequillo; escuelas de la Asociación de Católicos, continuadas por los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle); los Marianistas del padre Chaminade; la Compañía de María; Salesianas; Esclavas; Santo Ángel…

Una ciudad como Jerez, paradigma de la "agrovilla" o "ciudad campesina" (que diría Antonio Domínguez Ortiz), tuvo un protagonismo importantísimo en el panorama nacional del siglo XIX. No en vano la producción de vino fue la principal fuente de ingresos de todo el reino, el producto más exportado con diferencia sobre los demás. Además de ello, su inmenso término municipal, su desequilibrada estructura social, prácticamente bipolar (unos pocos lo poseían casi todo y la mayoría no disponía ni de lo más necesario) y el haber sido escenario de numerosos conflictos sociales, algunos de ellos de triste recuerdo (el Motín de las Quintas de 1869, los sucesos de la Mano Negra o el Asalto Campesino a Jerez en 1892), le confirieron una singularidad. Por todos estos motivos y, porque, además, no hay ninguna monografía publicada sobre este asunto, sería interesante que pudiera ver la luz una Historia de la educación en Jerez. En esta posible publicación veríamos rescatados del anonimato a maestros, maestras y amigas, exámenes públicos con la solemnidad de la época, discursos de alumnos, planas de caligrafías, reglamentos de escuelas, planos, fotografías de edificios que albergaron escuelas, inventarios de enseres escolares, libros de texto…

La enseñanza primaria en nuestra ciudad durante el siglo XIX se caracterizaba por el control que ejerció la Iglesia sobre los maestros (expedía los certificados de buenas costumbres) y sobre el currículo (la doctrina cristiana tenían más peso que asignaturas instrumentales como la lectura o la escritura); por la importante actividad de los organismos de supervisión escolar (Junta local de Instrucción primaria, inspección…); por la red escolar pública, escasa pero importante, que los dirigentes municipales crearon, aunque fueran más diligentes a la hora de establecer escuelas particulares como miembros de asociaciones privadas (la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Jerez, las Conferencias de San Vicente de Paúl, las Hijas de la Caridad, la Asociación de Católicos, las Carmelitas de la Caridad, los Hermanos de las Escuelas Cristianas...); por la significativa promoción de las niñas en el campo de la enseñanza y después en la carrera docente, aunque, como en el caso de los niños, también fuera insuficiente; por la situación ventajosa del profesorado jerezano en relación al resto de España, en cuanto al sueldo y a su cobro puntual, así como a su excelente preparación (docentes que ganaban premios en certámenes, presentaban ponencias en congresos, escribían libros de texto, dirigían periódicos de contenido escolar…); por la gran actividad en la creación de escuelas que llevaron a cabo las órdenes religiosas docentes durante las tres últimas décadas el siglo XIX, consiguiendo un desplazamiento del alumnado de las escuelas públicas a las privadas; por la vinculación de parte del profesorado a actividades políticas de tendencia demócrata y republicana a raíz de las libertades del Sexenio Democrático.

La Historia de la enseñanza jerezana en el siglo XIX está llena de luces y de sombras, de períodos de fecundidad y de sequía, de momentos solemnes y de situaciones anecdóticas, pero sobre todo la Historia de la enseñanza de este siglo nos muestra el nacimiento del cuerpo legislativo que posibilitó la creación de la red de escuelas públicas.

Fco. Antonio García Romero

Coordinadores/Centro de Estudios Históricos Jerezanos www.cehj.org

Eugenio J. Vega Geán