La Rayuela
Lola Quero
La fiesta de Alvise
Las dos orillas
España no es como Alemania, ni como Francia, Italia, Holanda, Bélgica o Grecia. Se parece más a Portugal, pero tampoco es lo mismo. Y dentro de España no se vota igual en Andalucía que en Cataluña, ni en Madrid que en el País Vasco. No obstante, tenemos una cuadrilla de extrapoladores que cada vez que se vota en algún lugar del mundo aplican los resultados a España. Ahora están pendientes de las presidenciales de EEUU, que tampoco son extrapolables. Pero el caso más reciente y pintoresco ha sido el de Alemania, con las elecciones de Turingia y Sajonia, dos lands donde sólo reside el 7% de los alemanes. Algunos afines al sanchismo se han rasgado las vestiduras, para alertar del éxito de la extrema derecha.
A pesar de su avance electoral, ni en Turingia ni en Sajonia va a gobernar la ultraderecha neonazi de Alternativa por Alemania. En Sajonia ni siquiera fueron los más votados, ya que el primer partido fue la CDU. Los demócratas cristianos ganaron por la mínima a la AfD. En Turingia, los ultraderechistas fueron los más votados, por delante de la CDU, pero la democracia cristiana les montará un cordón sanitario.
Es curioso que los extrapoladores que asustan con la extrema derecha pongan menos énfasis en otras enseñanzas de las elecciones en Sajonia y Turingia. Por ejemplo, que el verdadero dique contra la ultraderecha no es la izquierda, sino la democracia cristiana. Son los centristas y la derecha moderada quienes impedirán que gobierne la ultraderecha. Por el contrario, apenas se destaca el batacazo de los compadres alemanes del sanchismo, liderados por Olaf Scholz, ya que en Sajonia el SPD quedó cuarto, Los Verdes fueron quintos y La Izquierda (que sería el Sumar de allí) no alcanzó el 5% necesario. Peor fue lo que le ocurrió a La Izquierda en Turingia, donde ganaron en 2019 con el 31,5% y esta vez fueron cuartos, mientras el SPD fue quinto.
A los extrapoladores que asustan con la ultraderecha se les olvida decir que esta crece a la vez que el socialismo se viene abajo. Inflar a los ultras les pasa factura. Y hay que tener en cuenta que Sajonia y Turingia están en la antigua Alemania del Este, donde gobernaron los comunistas después de la Segunda Guerra Mundial. Y donde ha surgido un partido populista, el BSW, liderado por Sahra Wagenknecht, que ha sido tercero, y que es comunista, pro ruso de Putin y antiinmigración a la misma vez.
La extrapolación es imposible. Y las ficciones de Sánchez son increíbles.
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