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La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

A favor de Pedro Sánchez

El pacifismo de Podemos ayuda objetivamente a Putin: se lava las manos y equipara al agresor con el agredido

Al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez lo han lo han ovacionado en el Parlamento de Ucrania y le han puesto una placa en Kiev. Justificadamente. Le han agradecido de este modo su determinación y esfuerzo en defensa de una nación europea agredida y devastada por una guerra imperialista que acaba de cumplir un año sin visos de concluir.

La actitud de Sánchez ante esta guerra injusta e ilegítima responde a una firme convicción democrática y pacifista y a un impulso de solidaridad con las víctimas. No obedece, como otros vaivenes y decisiones suyas, a un cálculo electoral (al contrario, todavía hay muchos españoles instalados en el cómodo aislacionismo), ni a su ansia de continuar en el poder (la mayoría de sus aliados es contraria a suministrar armas a Ucrania). Sánchez está donde tiene que estar, con la Unión Europea y la OTAN, en defensa de la soberanía de una nación libre que ha sido invadida y de los valores compartidos de la libertad y la democracia.

Ha sido completamente insensible a los cantos de sirena de sus socios de gobierno, anclados en un pacifismo bobalicón y de pancarta que, en realidad, equipara al agresor y al agredido, lo que equivale a lavarse las manos ante la tragedia. Y se las lavan, los de Unidas Podemos, ostentando la superioridad moral que se autoatribuyen: exigiendo el fin de la escalada belicista y que se impulsen las vías diplomáticas para la resolución del conflicto. Eso no cuesta nada gritarlo en Madrid, sería más valiente y más valioso gritarlo en Moscú, que es donde se ha decretado la guerra.

Con su dogmatismo antiatlantista que se quedó congelado en la guerra fría (¿acaso serían tan neutrales si Estados Unidos invadiera Nicaragua?), la extrema izquierda española ayuda objetivamente a un personaje tan siniestro como Vladimir Putin, que reúne todos los requisitos para ser combatido por cualquier persona progresista: es un déspota en la mejor tradición rusa, dirige un sistema de capitalismo de verdad despiadado -mafioso, más bien-, envenena el cerebro de su pueblo y el cuerpo de sus oponentes, impone una guerra imperialista y se proclama víctima de un mundo occidental donde se fomenta la destrucción de la familia, la pedofilia es norma de vida y los curas son obligados a bendecir matrimonios entre homosexuales (todo esto es textual).

Algo elemental: si te agreden, tienes derecho a defenderte. Dijo Churchill que la guerra es terrible, pero la esclavitud es peor.

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