A palo seco

Juan / Salido / Freyre

la granaína

14 de septiembre 2014 - 01:00

ELestilo de la granaína es un cante con copla de cinco versos octosílabos que riman, generalmente, en consonante, primero, tercero y quinto, y que al cantarse se suelen convertir en seis, por repetición de uno de los dos primeros.

Pertenece al grupo de los cantes de Levante y, en opinión de la mayoría de los investigadores, posiblemente originado por el aflamencamiento de un fandango popular de la comarca de Granada. En este sentido, el fandango de La Peza, divulgado en los cafés cantantes de Sevilla por África Vázquez "La Pezeña", se supone sirvió de inspriración a D. Antonio Chacón, con quién coincide en el sevillano Café del Burrero, para desarrollar -aflamencar - un cante de mucha dificultad y que pudiera resumir el carácter, melodía y musicalidad de los fandagos de Granada.

En su versión más autóctona y pura, y después de diversos cantaores más o menos significativos, llegó a su cenit con la personalidad de Frasquito Yerbabuena. El hecho de que éste cantaor -1883/1944- no grabara, no impide formarse una idea cabal de su estilo cantaor, gracias a su fiel seguidor Manuel Celestino Cobos "Cobitos", jerezano afincado en Granada, quién en numerosas grabaciones nos dejó un referencia fidedigna de como sería el cante por Granaínas de Frasquito Yerbabuena, en su versión más autóctona y genuina.

Para cantar bien por granaínas hay que tener tres condiciones y, en mi opinión, por este orden: conocimiento, gusto (musicalidad en la voz, armonía y afinamiento) y poderío. La granaina es un cante de una musicalidad exquisita y sabiamente medido, más allá de empalagosos excesos, puede considerarse un perfecto estilo de repertorio, ya sea como granaína, media, como preparación o entonación a la malagueña, - conviene escuchar en este sentido la grabada por Aurelio Sellés en 1962 -, o, incluso como malagueña en tono de granaína, al estilo de la grabada por Enrique Morente acompañado por Sabicas en 1990.

No obstante lo anterior, para cantar no solamente bien por este estilo, sino extraordinariamentre bien, para ser en definitiva un referente, no es suficiente. El flamenco es un arte que exige un algo más, una transmisión especial entre el cantaor y el que le escucha. Algo de lo que se sabe mucho en Jerez, donde es mucho más importante el cómo que el qué. Donde el quejío es más importante que la letra cantada. Donde las florituras, adornos y postizos están de más. Para llegar a la cumbre de su arte, el cantaor tiene que emocionar, tiene que transmitir, algo tan difícil de explicar como fácil de entender cuando se tiene la suerte de escuchar a quién tiene ese duende impagable.

Por ello no me resisto a señalar mis tres granaínas favoritas. Las dos primeras en aires de media granaína:

1. Tomás Pavón con la guitarra de Niño Ricardo en grabación de 1928 "A mi madre por su alma".

2. Juanito Mojama acompañado por Ramón Montoya igualmente en grabación de 1928, "Rosa si no te cogí".

3. La Paquera de Jerez con Manuel Parrilla "No tengas mal corazón", grabada en 1995. Bellísimas.

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