Jerez: ¡Qué gran rato de cofradías en la Piedad! (II)

Así lucía la bellísima Virgen de la Piedad este pasado sábado en su Capilla del Calvario.
Así lucía la bellísima Virgen de la Piedad este pasado sábado en su Capilla del Calvario.

31 de octubre 2025 - 05:27

Como es fácilmente deducible, la mesa redonda dio mucho de sí. No apta para indolentes de las esencias cofradieras. Eduardo moderó con temple. Repartiendo juego sin adoptar ninguna postura protagónica. Los tres primeros espadas del dato histórico -José Manuel, Esteban y Antonio- ya habían desenvainado la predisposición formativa. Moreno Arana se remonta al libro de los Macabeos como testimonio más antiguo de la costumbre de rogar por las almas de los muertos para ser liberadas de sus pecados. “La creencia en las Ánimas del Purgatorio -José Manuel eleva la mirada mientras asevera estas primeras palabras- fue favorecida por la Contrarreforma, en contraposición a su rechazo por los protestantes”. A lo largo del siglo XVIII se crean una serie de retablos muy característicos, “ocupados por grandes relieves”. Sustituyen altares más modestos -entonces presididos por pinturas-. Moreno explica que suelen ser de un único cuerpo, “sobre un protagonismo del relieve central”. En este sentido “la arquitectura retablística puede estar articulada por estípites, columnas o ser anástilos. Destacan autores como Agustín de Medina y Flores, Matías José Navarro, Andrés Benítez… Relieves de composiciones simétricas y ordenadas en tres niveles: purgatorio, intermedio y parte celestial”.

El doctor en Historia del Arte se extendió en consideraciones a propósito de los retablos de Ánimas de las iglesias de San Lucas, San Miguel y la que puede observarse hoy en la Catedral -que procede del antiquísimo convento de la Vera-Cruz, situado “donde ahora está el Teatro Villamarta”-. Al hilo del retablo de Ánimas de San Lucas abundaron tanto José Manuel Moreno como Esteban Benítez -destacado cofrade además de la Hermandad de las Tres Caídas-. Viene a colación la frase grabada sobre el frontal negro de uno de los altares de la sede canónica de esta cofradía del Miércoles Santo -y que, escrita en latín, se encuentra en el Salmo 55:6-8 y contiene una sonoridad de incomparable belleza-: ¡Quién me diera alas de paloma para volar y descansar! La comprensión del sentido de este deseo -tan hondo, tan profundo- enseguida se comprende a partir de la escena en relieve que impulsa. José Manuel detalla que “es el purgatorio el que está representado y en él las almas de los difuntos suplican ser sacadas de las llamas. Precisamente una cofradía de Ánimas fue la promotora de este retablo. En Jerez, durante los siglos XVII y XVIII, abundó este tipo de hermandades”.

Los retablos de Ánimas acogen igualmente a niños, mujeres, sacerdotes y, por descontado, ángeles. También a los santos titulares de las iglesias donde se exponen. Los retablos de Ánimas tienen una clara derivación en el género pictórico. De idéntico impacto visual. Un ejemplo podemos localizarlo en la Yedra. O en Santo Domingo, pintura con San Francisco y Santo Domingo y la Trinidad. O en conventos. Apreciamos en algún caso cómo Cristo redime las ‘Ánimas del Purgatorio’ con su propia sangre. Tal que así en el convento de las Descalzas, de la calle Barja. Determinadas variantes presentan a Cristo no resucitado sino crucificado, como en Santa Rita (Santa María de Gracia). O Cristo, en pie, sobre su fuente de sangre -en Madre de Dios-. O cómo la sangre sale del costado de Jesucristo en la capilla de la Virgen de las Angustias. Esteban Benítez se lamenta: “hemos perdido el recordatorio a los difuntos. Recuerdo cómo mi abuela encendía las mariposas, por los difuntos. O el cuadro de la Virgen del Carmen sacando las ‘Ánimas del Purgatorio’. El escapulario del Carmen está muy relacionado con la muerte, porque es un signo que protege para que la Virgen, el sábado siguiente a la muerte, te sacara del Purgatorio”.

Concluye Esteban con la confesión de una experiencia personal: “Ocurrió hace ya años. Me había ido a veranear a Rota. Alquilamos una casa. Cierta noche, ya dormido, siento cómo me tiran de los pies. Me despierto, enseguida espabilo, froto mis ojos, y el hecho vuelve a repetirse. Noto cómo me tiran de los pies. Al principio creí que era cosa de algunos de mis tres hijos, que, pequeños, habían acudido al dormitorio requiriendo algo de mí. Pero no. Allí no estaban los niños. Me tapé con las sábanas hasta la altura de los ojos. Con miedo, bastante miedo. Mi mujer tiene una especial sensibilidad para captar más allá de lo puramente visible. De hecho su capacidad la hemos tratado alguna vez con expertos en la materia. A la mañana siguiente le comenté cuanto me había ocurrido durante la madrugada y me respondió que no me preocupara en absoluto, que ella llevaba días viendo caritas de niños flotando, dando vueltas, por la habitación”.

Macabro Escape Room
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