Disculpa que te perdone
Juan Alfonso Romero
“Entra cadáver en el Hospital de Jerez y le dan cita para dentro de 15 días”
El ángel caído en la voluta barroca de una deserción por libre. Silvio Fernández. Melgarejo por mamá. El Elvis Presley sevillano de los Remedios. El Cicerón mariano con cetro repujado al modo de los varales de un paso de palio. La heterodoxia del alma grecolatina que se bebe los vientos de la penúltima copichuela. El trivium del bachiller de la calle San Jacinto, número ciento. El Peloponeso con acordes de guitarra eléctrica. La confirmación de que “un rockero se mueve mejor que un nazareno”. La vanguardia en damasco rojo con caracteres rítmicos y tonales. La sonrisa filosófica y la carcajada mellada. Ni lobo feroz ni cordero degollado. Bohemio del talento unigénito. Ancha es Castilla en la Castilla que es calle trianera con ecos de sevillanas del Pali. Latinazgo de la cogorza otra. Tupé juvenil en la locura autosuficiente de los años mozos.
Entrecomillado de Booth Tarkington: “Atesora tus instantes de dicha; serán excelente almohada para tu vejez”. El disfrute superlativo cuando la morfología del carpe diem es expurgo de la rutina. El solo de George Harrison en ‘Till There Was You’ con sabor a papas aliñás de cebollita instrumental y perejil de amanecida de Domingo de Ramos. La delgadez como abstracción física bajo el molde embrujado del Nilo. Stop a las lágrimas retóricas. El nudo de la corbata diminuto como un flequillo en creciente calvicie. Pienso, luego coexisto. La metrópolis de la cosmogonía de diez metros a la redonda. El descontrol del yo siendo más listo que Cardona. Sacramento del mío existir. Silvio a secas…
Silvio, el rockero cofrade. ¡Y viva la Roma andaluza con plumajes de armaos de la Macarena! “Rezaré antes vos porque al Verbo diste Encarnación”. Los micros yeyés de los sesenta que suenan tos por igual, valientes. Fantasía occidental que se pregunta dónde está mi Betis. Flaco como un signo de admiración. El latido de la libertad, cuando el rey de San Fernando conquistara el hisopo musical de California. Un largo olé verdiblanco que se transmuta en la reina de Troya de los ensueños sin arrimo. Aquí no hay más acento, por ventura, que el tuyo, admirado Silvio. Barra libre -de bambina y remos del Guadalquivir- para la tuya resaca. Ya no tienes que explorar en las penas de las soleares.
El imperio de Hamlet en el ser o no ser de un whisky plañidero. La ambrosía del crápula que reniega de sí mismo. Los diámetros de la madrugada como sino de la pura concepción. ¿Un infractor del tópico chovinista? ¿O el cantor heterodoxo que reconvierte a la Aldonza Lorenzo de la cotidianidad en la Dulcinea de la poética psicodélica? En ti encuentro la calcomanía de la palabra nueva. El apremiante método de la luna en vela. Y pata negra en el blues de la frontera: ¡pasa la vida! Un saxofón de alcohol pone melodía al noctívago de la Sevilla más sagrada y más secreta: ¡ay la arcilla del tiempo que se reviste de camisa vaquera! “María, sólo con tu Gracia la vida se puede soportar, y a mi manera yo te llevo en mi costal”. Silvio, tú ahuyentaste cualquier sábado triste de todos los quebrantos. Nunca la sed, siempre la miel. Albas sin máscaras, albas con ojeras, albas con topónimos y mito. La sustancia del peine que despeina. ¡Nunca fuiste un espejismo bizantino! Tu lenguaje siempre creó los sutiles instintos.
En tu boca bailaba una caza de dientes. Nunca un artista maldito sino el swing en carne y hueso. Underground espiritual y espirituoso. Ahora, al fin, Sevilla elevará un monumento -una estatua- in memoriam en tu loa y honor. Será María José Herrera -hermana de Pájaro, músico de Sacramento en la etapa cenital de Silvio- la autora de la obra. Azabache y progresía. Nunca es tarde si el Espíritu Santo “y la ley natural de las cosas” hacen justicia. A los Remedios regresa Silvio con su fascinación por la música italiana y con su sevillanía de fino observador. Con esa alegre genialidad que gasta barbita de cuatro días. Por los siglos de los siglos. Amén.
También te puede interesar
Disculpa que te perdone
Juan Alfonso Romero
“Entra cadáver en el Hospital de Jerez y le dan cita para dentro de 15 días”
Postdata
Rafael Padilla
Violencia
Notas al margen
David Fernández
Una España de SEAT Panda
Gafas de cerca
Tacho Rufino
Lamborghini