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Elena / Alejos / Enóloga

El jerez se mueve

01 de junio 2016 - 01:00

LLEVO asistiendo a Vinoble desde su primera edición. Cuando todavía ni imaginaba que acabaría dedicándome al mundo del vino asistí a las primeras ferias y recuerdo que había allí más banderas que en la ONU. Esta última edición ha sido bastante más parca en banderas, pero como apunte positivo los asistentes hemos podido disfrutar de la mayoría de los vinos allí expuestos. Cuando hay tanta variedad la atención se puede dispersar como la de un niño en una tienda de caramelos.

Vinoble es una de las ferias de vino a la que más cariño le tengo. Primero porque no ha sido una feria exclusivamente profesional, dando la oportunidad de disfrutarla a todo aquel interesado en los vinos generosos. Además nos ha traído a casa vinos que de otra manera hubieran sido bastante difíciles de encontrar aquí, junto a catas magistrales o show cooking, cuando incluso aún no estaba de moda lo de ir a Master Chef.

El que no venga a Jerez desde hace años podrá darse cuenta paseando por los distintos expositores de Vinoble de que aquí algo está cambiando. En otras zonas vinícolas con menos miedo a innovar puede no ser gran cosa, pero aquí lo es.

Quién iba a imaginar hace unos años que los vinos de Jerez se iban a calzar unos tacones, pues ya Sánchez Romate lo ha conseguido gracias a una etiqueta muy juvenil y atrevida. Y quien iba a decir que nuestros finos y manzanillas iban a salir de su palidez y broncearse, como las manzanillas pasadas o el Fino Perdido de Romate, e incluso cotizarse al alza en los sitios gourmet los vinos sin filtrar, como el fino en rama del Equipo Navazos, cuando lo que se llevaba eran los vinos muy pálidos y cristalinos. Algunos hasta tienen fecha de nacimiento, como los vinos de añada, es el caso de la Manzanilla 2/11 de Callejuela o el Fino Barajuela de Bodegas Luis Pérez. Ahora los snob se van a poder frotar las manos con lo que van a presumir cuando puedan decir que se han tomado un oloroso o un fino del año tal.

A la par con la recuperación del mundo de los tabancos, pero con un aire más moderno, y de los Sherry bar a nivel mundial, está el retorno de los vinos de elaboración artesanal, casi inmaculados por la delicadeza y respeto con que se han tratado. Cada vez se ven más vinos artesanales y naturales en el mercado, no solo de Jerez, sino en todo el mundo. Es debido a una demanda generalizada de lo natural y auténtico frente a lo industrializado, y esa batalla muchas bodegas del Marco la tienen ganada, porque no han dejado nunca de elaborar los vinos de ese modo.

Con todo esto en marcha para el siguiente Vinoble a ver si nos sorprenden las bodegas de aquí con vinos de terroir o vinos elaborados con aquellas variedades de uva que se perdieron cuando llegó la filoxera, como la Palomino Pelusón o la Perruno. Estaría genial.

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