Jerez en el ‘Primer viaje andaluz’ de Camilo José Cela (y II)

Camilo José Cela escribió: “Triana y Jerez son hoy las capitales del cante”.
Camilo José Cela escribió: “Triana y Jerez son hoy las capitales del cante”.

12 de septiembre 2025 - 04:14

“Son prolijas -tanto como sus suertes- las razones del viaje”. Con esta incontestable aseveración comienza Camilo José Cela el capítulo ‘Andar por andar y, de paso, ver’ incluido en su ‘Primer viaje andaluz’ -que son notas no precisamente a pie de página sino alineadas en varios cuadernos de cuadriculado papel- cuya primera edición data de 1959. Años antes Cela ya había publicado otro libro de viajes en este caso por el norte de España: ‘Del Miño al Bidasoa’. Al respecto de ‘Primer viaje andaluz’ me ciño al tomo 11, edición de 1990 (Destino y Planeta De Agostini). Entrecomillo las referencias a Jerez y a destacados jerezanos: Páginas 271-272: “El vagabundo, en los cinco días que se quedó -viviendo sobre el terreno, aunque con la ayuda de la señorita Gracita Garrobo- en el barrio de Triana, aprendió a distinguir algunos cantes y a gustar las esencias del jondo y del flamenco. Lo que no hizo, claro es, fue volver al queso de sus pecados. ¿Para qué, habiendo vino? En Triana se cantan todos los cantes; como en Jerez. Triana y Jerez son hoy las capitales del cante. En las tabernas de Triana, cuando menos se piensa, se escucha cantar de una manera estremecedora, adivinada y sabia. El cante, como la respiración, no se aprende: se hereda”.

Página 273: “En Jerez, Paco el de la Luz, canta el redoblao y el martinete natural. En Sevilla, en la venta de Antequera, Antonio Mairena canta -cuando le da la gana y hace bien- el martinete, la caña, la soleá y todo lo que le echen. Su abuelo Juan de Mairena, poeta, retórico e inventor de una máquina de cantar, hizo en verso aristocrático y filosófico la apología del martinete: ‘Todavía / se oyen entre los cipreses / de tu huerto y laberinto / de tus calles -eses y eses, / trenzadas, de vino tinto- / tus pasos; y el mazo suena / que en la fragua de un instinto / blande la razón serena’. La madre de todos los cantes es la caña”.

Páginas 274-275: “La Parrala fue la cantaora más grande que haya habido jamás. Manuel Torre, Niño de Jerez, ‘que tiene tronco de faraón’, cantó también la caña -y todo el cante caro- con arreglo a los exigentes y rigurosos mandatos. En la taberna de Fernando Gaona, en la calle Ávila, en Jerez, se guarda la mejor colección de discos de Manuel Torre que pueda haber en el mundo; hoy es un verdadero tesoro. Manuel Torre fue un gitano sombrío y serio, que cantaba con solemnidad (…) Lorca habla de los sonidos negros de Manuel Torre, materia última y fondo común incontrolable y estremecido del leño, son, tela y vocablo. Manuel Torre, escuchando en cierta ocasión a Bach, comentó: ‘Tóo lo que tié soníos negros, tié duende’ (…) ‘Eso pa mí está en inglé’, respondió a la pregunta de si le gustaban los fandanguillos. Manuel Torres fue también un seguiriyero insigne”.

Página 276: “La seguiriya es cante de hondas desesperanzas y negros y cautelosos conformares. Según dicen, la cantaron como nadie -amén de Manuel Torre y de don Antonio Chacón y el gran Silverio, que hacían lo que les daba la gana- Curro Dulce, el abuelo de Manolo Caracol; Tomás el Nitri, cristiano con tantas facultades como puñetas, y Enrique el Mellizo, que aprendió a cantar en misa y en los funerales”. Página 283: “La malagueña es la madre del cordero del cante de levante. En la voz de don Antonio Chacón fue cante caro”. Página 291: “Lo de Flandes se llaman flamencos y los tocaores y cantaores y bailaores de Triana y Ronda y Jerez, también”. Página 304: “La señorita Gracita Garrobo, que viajaba en calesa y que iba elegante como una reina, la sentó a su lado y le invitó a turrón y a vino de Jerez. ¡Qué suerte la del vagabundo, aquella noche!”. Página 350: “¡Niño! ¡Una botella de San Patricio y todo lo que haya para picar!”. Cela, sin duda alguna, hizo camino al andar.

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