El niño y la cepa
Jerez: “Ser Rey Mago es el título más importante que he recibido en mi vida”

Que el Pregón de los Reyes Magos de Jerez -organizado por MAV-Comunicación (Agencia de Comunicación y Gestión Cultural) con la colaboración de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras, la Asociación de Reyes Magos, la Asociación de Belenistas y el Ayuntamiento de Jerez- constituye y se consagra como una de las convocatorias referenciales de la Navidad jerezana de nuevo se puso de manifiesto este pasado sábado en los Claustros de Santo Domingo. No cupo un alfiler en la sala Refectorio cuyo bellísimo marco aglutinó a más de doscientas personas. Se hizo presente buena parte de lo más granado de la sociedad local. Un aprendiz de poeta escribiría, negro sobre blanco, que en la esdrújula del mediodía se acaramelaron sentimientos comunes. En las históricas piedras del lugar resonaron -y no rechinaron- verdades como puños. Y reflexiones tamizadas por la experiencia y el pundonor de un Hijo Predilecto de Jerez, Pepe Castaño, quien, sin papeles de por medio, ni media línea a modo de chuleta, ni tampoco un diagrama de Venn como apunte esquemático, ni siquiera cuatro notas pintarrajeadas al bies en la palma de la mano -como imaginariamente abocetaría aquel chiquillo sin posibles que este gran cofrade de Jesús siempre lleva dentro-, pronunció un Pregón -preciso y al pie- valiente, tierno, reivindicativo, esperanzador, intrahistórico, costumbrista, trascendente, con pulso y púa, asido al nomenclátor de quienes fueron quintaesencia de la fiesta de los Reyes Magos en nuestro mapamundi de la nostalgia ciudadana y, por encima de cualquier otro tenor, proyectando la luz de la estrella de Belén -que nos guía- sobre las criaturas más hermosas y sempiternas que jamás creara Dios: los niños.
Cuando una exposición pública hace reír y llorar al respetable público, entonces la praxis de la comunicación se ha logrado con creces. La práctica totalidad de los asistentes calificaron la convocatoria como “un gran evento” y el contenido de esta edición “al más puro estilo Pepe”. Considero el calificativo ‘puro’ como una dimanación de pureza. Estoy convencido que corroborará esta afirmación, nunca trazada al voleo, el amigo y antiguo compañero la lasaliano Raúl Castaño. Pepe dudó muy mucho aceptar la encomienda que hace un buen puñado de meses le endosáramos, casi a sangre fría, como un revolcón de lo inesperado, Manuel Alcocer, Manolo Doña y quien suscribe. Era Cuaresma y el recién nombrado pregonero solicitaba pensárselo no sólo dos veces. Los cuatro optamos por apelar a esa fértil apuesta que nunca falla en la suscripción de sus cuatro palabras: dar tiempo al tiempo. Pepe necesitaba amasar la idea, hornear el mensaje, recalificar la oportunidad, flamear el esquema mental, discernir el hilo argumental…
El voto de confianza de la organización no vaciló un ápice. Se trataba de una voz autorizada en la materia. Su trayectoria en pro de los Magos de Oriente y su bagaje en la asociación jerezana que armoniza las actuaciones Jerez intramuros de Melchor, Gaspar y Baltasar bien merecían todo tipo de consideraciones. Mientras tanto, en el ínterin de la vida, sucedieron -al decir lacónico del recordado José Ramón Fernández Lira- cosas. Por ejemplo el fallecimiento de su amigo íntimo, “pariente” y diario contertulio -compañero de hazañas y matutinas charlas en la oficina del bar Cristina y fatigas en pro de los más desfavorecidos (léase Asociación Bellido Caro)-, cómplice y confidente, Andrés Luis Cañadas Machado (casualmente Pregonero de los Reyes Magos del pasado año a quien, por costumbre interna y tácita de la organización, correspondía este sábado 28 presentar a Castaño ante el auditorio).
No faltaron momentos de intensa emoción en un Refectorio que prácticamente estrenaba luminaria. Allí prevaleció por ende la claridad. Mientras la meditación de Pepe Castaño escalonaba cronológicamente los fulgores del recuerdo, en el exterior ya se afanaban según la profesionalidad que les caracteriza, de cara al jerez de honor ofrecido al final del acto, el venenciador Jesús Rubiales, de Venenciadores S.L., ¡qué gran embajador de Jerez y del jerez atesora este crack de persona!, y el cortador de jamón -y también venenciador- Jesús Delgado. Por cierto, jamón exquisito que pudimos degustar gracias a la gentileza de Montesierra y, particularmente, de su eficaz representante José Manuel Martín. Lágrimas derramó la alcaldesa -tuvo María José que parar algunos segundos, al menos un par de veces, y tomar aliento- cuando mencionó la tragedia mentada por Pepe de aquellas casas pobres de niños potencialmente sin juguetes en la mañana del 6 de enero -y a cuyo rescate siempre la ciudad acudió con campañas sin descanso- y lágrimas también brotaron cuando los organizadores del Pregón fueron entregando las patentes acreditativas como pregoneros oficiales de los Reyes Magos a todos cuantos han tenido la honra de desempeñar esta misión desde su creación a nuestros días, esto es: José Arcas de los Reyes, Vicente Prieto Bononato, Manuel Alcocer Caridad, Francisco Zurita Martín -¡mejórate de lo tuyo, Paco!-, José Carlos Fernández Moreno, Antonio Padillo Piñero, el recientemente fallecido Andrés Luis Cañadas Machado (recogió el documento, en su memoria, su hijo Andrés) y José Castaño Rubiales. Mención especial merecen todos los integrantes del Coro la Plata, que ya forman parte consustancial de este evento. Castaño destacó a Mantaras y Casas como espejos de quienes supieron ejercer de Reyes Magos ya para siempre. El propio Pepe confesó esta inigualable condición: “Ser Rey Mago es el título más importante que he recibido en mi vida”.
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