Tierradenadie

Alberto Núñez Seoane

A tres metros bajo el suelo

LOS más, andamos usando, o malgastando, nuestros días tratando de alcanzar metas, a veces, absurdas o hacernos con objetivos, a menudo, fuera de nuestro alcance. A pesar de ello, nos asentamos en una vida, las más de las veces, amable, lo suficiente, como para poder sentirnos afortunados. Pero, unos metros por debajo de nuestro mundo está el mundo de otros, muy lejos de nuestros inconvenientes y sinsabores, de las amarguras que nos inquietan o las desgracias que nos turban … Es, este que se arrasa bajo el nuestro, como una ciénaga húmeda y pestilente, oscura y fría; un lugar por el que se arrastran personas nacidas para vivir, no reptar en un lugar no hecho para personas.

Más allá de los varapalos que la vida nos sacude; aparte de los desaires que nos toca soportar y de las decepciones que nos corresponden en el reparto; además de los reveses, sutiles o intensos, que nos regala el capricho de un destino siempre impredecible; muy por encima, aunque lo sufran debajo, de las miserias que nos corroen, lo que acontece en ese 'mundo de abajo' sucede en otra dimensión: todo, absolutamente todo, es más trágico y más horrendo, más desolador y más espantoso, y lo es por tres razones: la gravedad de sus padecimientos es objetivamente mucho mayor que la de los que sufrimos nosotros; no tienen medios para evitarlos; no hay esperanza para escapar de allí. Es el infierno en la Tierra.

A veces ocurre que la ciénaga nos salpica. Por alguna circunstancia en nuestra vida, tres metros por encima, se abre un agujero que nos asoma a una realidad cierta, nos comunica con una certeza tan real como espeluznante y demoledora. Cuando palpamos el espesor nauseabundo del horror, la consistencia de nuestras verdades se tambalea.

La crueldad del hombre es insondable, si existiese lo infinito, entonces diría que es infinita. Ni la más enfermiza de las imaginaciones sería capaz de idear las atrocidades que nuestra especie es capaz de cometer, no son asumibles en una mente sana; lo terrible es que no todas las mentes que caen en ese pozo sin fondo están enfermas. Puede que sea por ambición patológica o por un egoísmo sin límite, puede que se trate de obsesión neurótica o de sadismo inhumano, pero también puede ser la manifestación de ese lado, oscuro como la tez, enquistado en los rincones más escondidos de nuestra alma, ese reverso tenebroso que aguarda, como larva caníbal, esperando la oportunidad de devorar el cuerpo vivo que le dio la vida.

Son cavernas tan negras que ni la luz se puede hacer ver, agujeros tan hondos que no haya en ellos el rumbo la esperanza, vacíos mortecinos, si no muertos, en los que la peor de las soledades es reina y señora; tierras yermas, lúgubres, agonizantes… por las que se arrastran cuerpos, ya sin alma, y lo que es aún más terrible: almas desgarradas del cuerpo que las mantuvo, en otro tiempo, amarradas a un mundo con aire y luz, con ilusión y esperanza.

Hay quien, en la tétrica catacumba que rumia bajo nuestros pies, ve su primera luz, un mal destino quiso que no hubiese opción para la autora de sus días por venir, lo condenaron allí; hay quien, por vaya usted a saber que desgraciada circunstancia, hasta allí le llevó su debilidad y allí cayó; y hay quien, sin haber hecho mérito, ni en mucho ni en poco, para en tal funesta desgracia caer, un, en mala hora, mal encuentro hasta allí lo empujó, y allí quedó.

Hay noches en las que lamentos sin dueño parecen hacer temblar los astros fríos, allá muy lejos. Noches en las que la oscuridad se hace cuerpo… casi la tocas, y… aunque no, sientes como está, y te abraza.

No puede ser lo que es. Debería -tendría- que no ser posible que, sólo 'tres metros' por debajo de nuestro mundo con peros y espinas y penas y tragedias, pero humano; los dioses de la Miseria -en mayúscula- dispongan a su entero antojo de un páramo infecto y depravado, lóbrego y enviciado, y, a peor mal, inhumano, en el que dan la más cruel de las vidas, dando muerte lenta a las pobres almas allí atrapadas: disponen y obligan, encadenan y despellejan, desangran y atormentan y borran y aniquilan… Azotan allí la cocaína… y la heroína y…; arrasa allí la trata de seres humanos y la esclavitud y la infamia de la prostitución obligada; allí vomita su odio la violación y la tortura y el secuestro y la extorsión despiadada. Son 'personas' las que hacen esto a otras personas… ¿Cómo… por qué…? Sí, sucede a 'sólo' 'tres metros' bajo las vidas que tenemos, pero al mismo tiempo.

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