Tribuna Libre

Rocío González de Lara Gámiz

Sí pero no. No pero sí

A mi padre, Rafael González de Lara Alférez 

Desde hace dos meses vivimos el Mito de la Caverna. Aislados en una realidad desconocida y con información restringida, tan oscura y difusa como contradictoria.

No pasa nada, es como una gripe, pero sí pasó.

Sí hay test, pero no para todos y poco fiables.

Sí hay mascarillas, pero no se encontraban. Se agotaron.

Sí, hemos obedecido las normas. Pero si repunta nos echarán las culpas.

La economía se hunde, pero no serán los políticos los que sufran un ERTE…

Y la más que escuchada frase: “Yo ya no pongo el telediario…”

Los informativos sin descanso, cacareando banalidades, mientras se vive un horror, y con la población encerrada.

Muchas gráficas, sí… pero no corresponden con la verdad. Manipuladas según interese mostrar porcentajes, comparativas evolución… así nadie se entera de los datos objetivos.

Los discursos diarios (Sánchez, Illa, Simón) extenuantes maratones que copan las televisiones y no dejan tiempo a nada más, a que nadie opine si piensa diferente.

El gobierno inventando “palabros” y planes incomprensibles, malgastando y colando decretos, pero aprovechando el estado de alarma para saltarse pasos y la opinión de la oposición.

El COVID 19 es la coartada perfecta. El culpable de las decisiones unilaterales y de las imposiciones gubernamentales. No es una mascarilla lo que nos piden que usemos, sino una mordaza para que no discrepemos…

¿La “nueva normalidad”? sólo nombrarla pone los pelos de punta.

Repito El COVID 19 es la coartada perfecta. El detonante absoluto de todos los males, se convierte en monotema, en el terrible enemigo universal y en la excusa omnipresente en hospitales, administraciones y gobiernos (municipales, autonómicos y nacionales) para eludir responsabilidades.

Acabar con la pandemia: único objetivo. Pero no hay medios ni protección para los profesionales ni se conoce cura o vacuna.

Así, queriendo ganar una guerra imposible se están perdiendo muchas batallas. Muchas batallas que sí se ganaban, pero no. Porque el coronavirus no es lo único.

Las personas no son números. Y siguen habiendo pacientes con otras patologías que han sufrido altas prematuras; anulaciones o retrasos en sus intervenciones, en sus citas o revisiones; interrupciones de tratamientos, aislamientos innecesarios, negación de asistencia por edad… y soledad ante la muerte. Sí, todo esto es lo que está pasando, yo lo he vivido.

Discúlpenme si no comparto los aplausos, el luto y el dolor los ha sobrepasado con creces. Ni los sanitarios tienen que ser héroes, ni los pacientes mártires.

La realidad es terrible porque los daños colaterales también son demoledores. Nos hemos equivocado: Luchando contra la “Bruja Malvada” nos han vencido los enanitos.

Y ahora se nos van grandes personas por la puerta pequeña.

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