Jerez íntimo
Marco Antonio Velo
Jerez, 1979: Choquet, Esteban Viaña, Manolo Benítez, Falconetti y Nadiuska
Hacía años que no llegaba al viñedo de Jerez este peligroso hongo, tan temido por los viticultores del sector. Su aparición inesperada rompe de la noche a la mañana todas las expectativas creadas en todos los sectores del sistema productivo de Jerez, causando un pesimismo inevitable.
Es importante hacer un análisis real de cuáles van a ser las consecuencias en los diferentes negocios relacionados con la producción de nuestros vinos de la Denominación de Origen.
La abundante lluvia caída en nuestras viñas durante esta campaña agrícola habían animado a los viticultores a aumentar la inversión en sus viñas, pues este factor climatológico está diretamente relacionado con la posibilidad de incrementar el volumen de la cosecha y sacar mejor rendimiento en peso y calidad de las uvas.
Y la mayoría de los viñedos se han visto beneficiados por este desenfrenado empeño de sus propietarios, recibiendo abonos, tratamientos de mejora en la producción, labores extra encaminadas a aumentar cantidad y calidad de la uva, realizando una inversión que ha supuesto en la mayoría de los casos un incremento de más del 40%.
Esa inversión se convierte inevitablemente en un gasto inesperado ‘extra’ este año, al comprobar que gran parte de su cosecha no va a ser mucho mejor que los años anteriores, si no incluso bastante peor en algunos casos.
Para colmo de males, justo unas semanas antes de la llegada del mildiu, ya los expertos ingenieros y especialistas agrícolas decían que la cosecha venía en calidad, bastante mejor que los últimos años; uvas bastante más sanas y de mayor peso, pero que en cantidad sería más o menos la misma que en el año 2023.
Los daños del hongo están siendo desigual or sonas y por tipos de sistema de producción. En el caso de las producciones llamadas ecológicas, los daños han sido dramáticos. No podemos hablar ni siquiera de forma porcentual en la relación a las pérdidas... Hay que hablar de que en este tipo de producciones la cosecha se ha ido completamente al traste. En otros casos, donde los tratamientos paliativos para evitar este peligroso hongo han llegado tarde, los porcentajes de pérdidas están entre un 35% y una 45% de las cosechas.
Por último, en los casos en donde se hicieron tratamientos antes de la aparición de la enfermedad, las cosechas se verán afectadas en un 25% menos de producción, habiendo casos muy excepcionales en los que las viñas están en buenas condiciones.
La consecuencia directa para estos organismos es que ese año van a recibir menos cantidad de uva que sus asociados.
Conviene añadir una situación un tanto anormal sufrida por las cooperativas de nuestro sector en este año y es que muchas de ellas no han conseguido colocar sus productos de mosto en sus clientes habituales, aunque la sitaución ahora es diferente después de la alarma cerada por la muy probable bajada de la producción de uva en esta nueva cosecha.
La única explicación de esta extraña situación es que los grandes compradores de mosto del año, las bodegas del Marco, estuvieran esperando que los precios del mosto del año 2024 tuvieran que bajar viendo las expectativas de la cosecha de 2025, previsión de que iba a ser muy buena, de esta manera bajaría el precio del mosto que se había quedado en stock y de la misma manera las expectativas de los precios de la uva de esta nueva cosech tendrían que bajar en comparación con los edl año pasado.
En defitivia, se esperaba que con la acumulación de mostos por un lado y sumado a la gran cosecha que se esperaba este año, se hubiera desencadenado un gran desequilibrio en la oferta frente a una demanda muy inferior.
Pero la situación ha cambiado drásticamente, los mostos han comenzado a salir de las cooperativas a un precio razonable, liquidando la uva a 1 euro/kilo a sus asociados.
Deberían tomar conciencia de que el sector de la viña en este momentoe stá dispuesto a realizar un plan coherente que sirva para el futuro, lograr estabilizar la oferta y la demanda en las cantidades de uva ques e vayan necesitando para cubrir todas las necesidades.
No hace falta decir que la fórmula de dejar solamente un cupo de producción anual máximo para controlar los excedentes de producciñon anuales es una muy buena manera en la que se debe seguir trabajando, buscando igualar la oferta y la demanda.
Así se avitarían los desvíos de prcios de la uva, que se estabilizarán cada año ajustando a la baja ese cupo establecido dependiendo de las ventas de vino, stock anual en el sector, variaciones en las mermas y otros factores que puedan influir en perjuicio de esta igualdad en la oferta y la demanda.
Los números de kilos este año van a determinar a qué precio se debe vender el kilo de uva. Si todo se mantiene así, la cosecha que se esperaba abundante no se va a producir. No solamente tenemos el problema del mildiu, que ya sabemos su efecto negativo, sino que además se nota y se confirma por los técnicos y expertos que la producción no va a ser tan generosa como se preveía.
Sería prudente decir que no vams a superar los 60 millones de kilos, lo que supondría una producción ‘líquida’ del 70%, unos 42 millones de litros (80.000 botas). Es decir, que la situación sería muy simkilar a la que tuvimos el año pasado a efectos de producción.
Tenemos actualmente 350.000 botas en existencias calificadas en nuestra D.O. Haciendo números globales y teniendo en cuenta que se van a producir unas 80.000 botas este año 2025, se consigue un equilibrio entre la oferta de esas 80.000 botas y las necesidades que se calculan en el sector de aproximadamente otras 80.000 botas.
Indistimos en que entendamos todos que el equilibrio de oferta y demanda es el gran objetivo a alcanzar, no solamente este año sino también en años próximo si queremos evitar la desestabilización permanente que ha existido históricamente entre productores y compradores de uva.
Esta igualdad de oferta y demanda nos dará una estabilidad sectorial con la que tanto las bodegas como los agricultores y cooperativas podrán hacer planificaciones a medio plazo en sus cuentas de resultados y balances finales. Las empresas no se pueen planificar con la incertidumbre de no saber costos e ingresos.
Muchas bodegas del sector son también productoras de uva. Por tanto, deben saber que los gastos producidos este año en las viñas se han aumentado al menos en productos fitosanitarios, abonos, labores preventivas extraordinarias y en un sinfín de reposiciones de cepas y arreglos en los viñedos (entre un 35 y un 40% más de gastos).
Todo esto se ha realizado por los agricultores pensando en que al fin los productores de uva comenzarían a tener unos ingresos adecuados para poder invertir en la materia prima básica del sector, aumentando sus rendimientos y calidades de nuestra uva.
Lo principal es que recomendamos mantener los precios de la uva al mismo nivel que el año pasado, criterio que han seguido las cooperativas con acierto. Creemos que es una propuesta muy lógica y coherente. Hacer otra cosa diferente sería sacrificar aún más la situación de los viticultores, que han realizado un gran esfuerzo en este año tan difícil.
Sería una táctica monopolista no deseable; que las bodegas piensen en el daño que se haría si al menos no se pagara a euro/kilo más la subida del IPC; lo correcto es que el precio esté entre 1,05 y 1,10 euro/kilo.
Esto supondría pagar el precio medio del año 2024, incrementado en el IPC de este año. Esperamos una toma de conciencia para que el futuro de este sector tome el camino adecuado en beneficio de todos los que estamos en él.
Los firmantes representan más del 25% del total de la producción del viñedo de la Denominación de Origen.
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