Desde el nido del cuco

manuel / barcell

La milla de oro jerezana

Y no estoy haciendo referencia a ningún concepto inmobiliario en los años del 'pelotazo' urbanístico. Quiero referirme a esa distancia cercana a los 1.609 metros (una milla) que conforman el recorrido tipo de un turista por el centro de Jerez. Un visitante que partiendo del triángulo, inicio casi obligado, Alcázar, González Byass y Catedral, siguiera por la plaza del Arenal, Larga, Alameda Cristina hasta el Mamelón y vuelta por Tornería, Plateros, San Dionisio, y de nuevo al comienzo del recorrido referido. Y recemos porque el visitante no se desvíe de esa ruta y vaya a perderse por las ruinosas calles del casco viejo. Pensará que un terremoto o una reciente guerra ha arrasado el corazón de nuestra vieja ciudad encerrada entre las murallas almohades y que recuperada, sueño casi imposible, crearía un espacio aprovechable para la vida ciudadana, como ha sucedido en otras localidades andaluzas.

Estamos de acuerdo los jerezanos en que el turismo es una industria básica para la maltrecha economía local. Esta apuesta por este sector de negocio debe ser extremadamente cuidadosa con los detalles que capta un visitante y que, por encima de folletos turísticos y publicidad clásica, se puede transmitir por las redes sociales, y, en un segundo, la imagen llegué hasta nuestras antípodas. Por ello Ayuntamiento, comerciantes, ciudadanos, debemos ser extremadamente escrupulosos en toda la ciudad, pero especialmente en esta milla; no por una cuestión elitista, sino de oportunidad. La reposición del mobiliario urbano, la limpieza, atención a las basuras mal depositadas o excrementos de animales, la señalización, la información, al menos en inglés de la pujante e incipiente hostelería local ,la jardinería… Se trata de crear un plató casi perfecto en esta zona de máxima afluencia turística.

En estos días la ciudad se llena de extranjeros atraídos por el Festival de Jerez, magnífica aportación económica y cultural del Villamarta hacia la ciudad. Pululando por nuestras calles y transmitiendo a sus países de origen el aspecto de nuestras vías y plazas. Una imagen, no lo olvidemos, vale más que mil palabras…

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