Bernardo / Palomo

Con una mirada acusadora

JEREZ cuenta con una pléyade de fotógrafos jóvenes que mantienen altas las expectativas de un arte que, a pesar de tanto advenedizo, ha seguido abriendo rutas y marcando distancias. La fotografía no sólo es aprehender la realidad para después positivarla. Es mucho más. Por eso es bueno encontrarnos con jóvenes entusiastas que saben lo que hacen y además plantean nuevos esquemas. Y Patri Díez sabe mucho de todo esto. Ella ejerce de profesional como fotógrafo para el Grupo Joly. Está, día a día, enfrascada en buscar perfiles de lo cotidiano, sabiendo rescatar los muchos entresijos de una sociedad que constantemente está desentrañando sus infinitas caras. Pero, además, ella está al cabo de otro ejercicio donde lo artístico exige nuevas miradas y saber componer sus muchos registros.

Ella nos ha ofrecido una exposición donde la mujer nos convoca a sus inquietantes postulados. Se trata de una particular visión del mundo femenino, protagonizado por una mujer que exterioriza muchas de sus inquietudes, de sus pasiones, de su esclarecedora función en un mundo hostil en el que ella debe poner mucha pasión para actuar adecuadamente. Pero en las fotografías de Patri Díez no existe un descarnado grito agónico, una denuncia total y absoluta, ni siquiera desgarradoras escenas reivindicativas. Todo lo contrario, sus imágenes están llenas de encanto visual, de poética, de mediatez significativa. Estamos ante un mundo a contracorriente, ante la visión desapasionada de una existencia donde la mujer aparece desarrollando un papel mediato, sin asperezas, mostrando una cara con muchas ofertas metafóricas.

Patri Díez se posiciona en un lugar al margen de una realidad cercana, ésta permanece en su inestable posición pero sólo interviene de escenario para que por él deambule una escena llena de trascendencia artística, de imposibles desenlaces significativos y de marcados compromisos estéticos.

La exposición jerezana de esta artista nos conduce por una fotografía moderna, acusadora de una realidad con muchos registros y portadora de unos valores artísticos que van mucho más allá de la simple manifestación de un entorno desapasionado. Patri Díez es una artista que sabe conjugar a la perfección dos caminos distintos de una misma fotografía. Por un lado, ella que observa demasiado de cerca la realidad, tiene una mirada más abierta, más ancha, por donde transcurren situaciones complejas, diferentes y marcadoras de circunstancias ajenas a una mimética existencia. Por eso Patri Díez sabe ponerse en el otro lado de la realidad y componer escenas donde lo mediato y lo inmediato diluyen sus fronteras. Y, aquí, protagonizadas por una mujer que está muy por encima, también, de esa realidad acusadora.

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