COINCIDÍA con una católica comprometida en la hartura de oír el pasado domingo la lectura de Pablo de Tarso, en la que escribía: "Las mujeres, que se sometan a sus maridos como el Señor, porque el marido es cabeza de la mujer…" Pablo reflejaba el patriarcado machista imperante, tanto en Israel, menos en Roma y culturalmente en Grecia. Lo peor es que se lee ese texto sin explicar nada, y además en el transcurso de la misa se obvia la existencia de las mujeres. La mujer no existe en la liturgia, ni tan siquiera las mujeres de vida consagrada, las catequistas, las asistentas del templo... Por ejemplo: "…a tu servidor, el Papa Francisco, a nuestro obispo José, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos…" Ya es hora que la liturgia reconozca la existencia de las mujeres.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios