El balcón
Ignacio Martínez
Trump invade Juego de Tronos
Obituario
Antonio Rodríguez trabajó más de 50 años con mi primer suegro, Beltrán, y era chófer, mayordomo, cuidador de discapacitados, adiestrador de perros, elaborador de vinagre de Jerez picante, contador de historias y bueno, muy bueno, tan bueno que guardo una foto con él en el centro de mi salón principal desde hace años.
Muchos me han preguntado: ¿Quién es? Y siempre les contesto: "No le conocéis, pero es el mejor".
Antonio era un hombre de antes.
Con él se va una generación que más que trabajadores, eran amigos. Mi suegro decía que le quería más que a sus hermanos y era así porque Antonio era más que eso.
Le conocí al casarme y fue amigo, confidente, compañero y ayudante.
Lo que más le gustaba era ponerse unas botas de campo con más años que él, un morral y la perra 'Vodka' para pasar juntos unas horas andando por el campo buscando conejos para el arroz. ¡Todo lo que caía se lo comía y cuentan que de joven se llegó a comer un buitre!
Le gustaba el oloroso, las berzas, el gazpacho, las torrijas y Jerez, siempre Jerez.
Era amigo de todos y todos le querían como se quiere a una persona irrepetible y buena.
Toda su familia, empezando por Luisa, su mujer, han sido muy afortunados de tenerle con ellos más de 90 años.
Descansa en paz, Antonio, y cuando llegues al cielo busca a tu amigo Fermín Bohórquez, que seguro que le encuentras de nube en nube buscando perdices, con 7 perros detrás arrasando con los pájaros de los demás cazadores.
Siempre vivirás en mi corazón.
También te puede interesar
El balcón
Ignacio Martínez
Trump invade Juego de Tronos
La esquina
José Aguilar
Trampa burda contra Feijóo
Por montera
Mariló Montero
Troyanos
La ciudad y los días
Carlos Colón
Todo o nada: la trampa de las pensiones