La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¿Dónde está el listón de la vergüenza?
Bienteveo
Desde este sábado, al cierre del calendario del caluroso mes de julio, cuenta la diócesis asidonense jerezana con un nuevo Pastor, enviado por el Santo Padre, el Papa Francisco, para regir los destinos de esta parcela de la Iglesia a la que llega para ocupar su Sede, vacante desde la marcha a Canarias del sevillano de Osuna, don José Mazuelos, siendo el cuarto ocupante de nuestra aún joven diócesis, con apenas cuatro décadas de existencia, desde que fuera erigida por San Juan Pablo II, que nombraría al ya entonces obispo titular de Muzia y Auxiliar de Sevilla, don Rafael Bellido Caro que seis años antes se había ocupado de esta parcela de la Iglesia en calidad obispo auxiliar de Sevilla y vicario de Jerez…
Al primer obispo de Asidonia-Jerez, que ejerció un dilatado episcopado, le sucedería monseñor don Juan del Río, designado pocos años más tarde como arzobispo castrense de España y a éste quien en octubre pasado tomó posesión como titular de la diócesis de Gran Canaria tras permanecer entre nosotros una década, el anteriormente mencionado monseñor Mazuelos Pérez a quien ha venido a suceder el sacerdote granadino don José Rico Pavés, hasta ahora obispo auxiliar de Getafe, por designación del Papa Benedicto XVI y al que el actual Pontífice Francisco le ha encomendado esta porción de la Iglesia andaluza y española...
Y con este hecho acaecido ayer, que es un punto y aparte pero a la vez un punto y seguido, iniciamos una nueva etapa en esta aún joven diócesis, consolidada desde luego en sus estructuras por la eficaz gestión de los anteriores prelados pero abierta siempre a la necesaria participación del pueblo de Dios en la transformación de una sociedad cada día más necesitada del compromiso, de la colaboración, de la solidaridad y del respeto, bases sobre las que debe asentarse nuestra convivencia, tarea esta en la que los católicos están llamados a implicarse activamente.
Y en ello, sin duda, la figura de un obispo, con “olor a oveja”, como los quiere el Papa Francisco, un prelado joven y con un indudable bagaje de formación; con la experiencia adquirida ya en el desempeño episcopal durante una década como auxiliar de Getafe, en el sur de la comunidad de Madrid, será fundamental para que nuestra Diócesis no solo siga creciendo como lugar de encuentro y acogida fraterna sino como referencia de transformación social, de la que tan necesitados estamos…
Todo eso es lo que ayer mismo se pudo percibir en nuestra hermosa Catedral del Salvador, en la ceremonia de toma de posesión del nuevo obispo diocesano, el cuarto en el orden de sucesión, aunque si tenemos en cuenta el período de sede vacante con un administrador diocesano al frente, a monseñor Rico le correspondería el quinto puesto en dicho orden y al que, además de reiterarle mi cordial bienvenida que ya le expresé en estas mismas páginas de Diario de Jerez, con ocasión de su nombramiento, le deseo sinceramente que en él se cumpla sobradamente y parafraseando el conocido refrán de “no hay quinto malo”, y llegue a ser como nuestro obispo, “el quinto” bueno; que permanezca entre nosotros largo tiempo y logre dejar esa huella que el tiempo nunca puede borrar…
También te puede interesar
La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¿Dónde está el listón de la vergüenza?
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Lo que importa
Crónicas levantiscas
Juan M. Marqués Perales
Yoli, lo peor que nos ha pasado
Envío
Rafael Sánchez Saus
El nombre de España
Lo último