La pandemia ¿una oportunidad?

La pandemia puede ser motivo de reflexión sobre la alienación planificada que vivimos y una invitación a liberarnos de ella

El optimista tiene la virtud, si podemos llamarla virtud, de considerar que se puede encontrar una oportunidad detrás de cada problema. El que tenemos ahora encima cubre todo el planeta y se llama Coronavirus Covid-19. Es como una tormenta perfecta que, como la de la película para los marineros del Andrea Gail, está resultando letal para más de millón y medio de personas. Este problema puede calificarse con justeza de contratiempo, o sea, suceso que obstaculiza e impide el curso normal de algo, accidente inoportuno que va "contra el tiempo". Un tiempo en que el orgulloso y autodenominado rey de la creación ha alcanzado un pleno dominio sobre el resto de los seres vivos, a la par que ha implementado técnicas inimaginables hace solo unas décadas. El poder acumulado le ha hecho, por otra parte, sentirse vencedor de una carrera que le lleva no sabe bien a dónde, quizá a su propia destrucción.

Ernesto Sabato, en su libro La resistencia (Seix Barral, 2000), describe nuestra realidad como un terremoto que amenaza la condición humana y del que solo nos pueden salvar los valores del espíritu. Piensa que algunas enfermedades modernas pueden ser consecuencia de nuestro desarrollo incontrolado: "¿El cáncer no es acaso -dice- un cierto tipo de crecimiento desmesurado y vertiginoso?" Ese vértigo nos hace perder e incluso olvidar placeres sencillos como las reuniones con amigos en las que surgen buenos sentimientos; el diálogo entre hijos y padres, esencial para la educación en familia, o la simple contemplación de la naturaleza. Son relaciones humanas que empezaron a resentirse con la invasión de infraprogramas de televisión y por los dispositivos digitales que ofrecen una vida ficticia hasta extremos que pueden condicionar gravemente la propia personalidad.

En este contexto, la pandemia debe ser motivo de reflexión sobre la alienación planificada que vivimos y una invitación a liberarnos de ella. El confinamiento obligado puede potenciar en nosotros, por ejemplo, el recuerdo de buenos amigos con los que perdimos el contacto o la solidaridad hacia quienes viven recluidos en un mundo de carencias y conflictos, al que nos resulta incómodo mirar. Cuando todo esto pase, tenemos la posibilidad real de cambiar lo que teníamos para alcanzar una normalidad, verdaderamente nueva, distinta a la del "mundo feliz" que nos quieren vender. Esa será nuestra auténtica oportunidad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios