La patronal dividida

La Rayuela

22 de mayo 2025 - 03:06

Las descarnadas guerras fratricidas no son patrimonio de la izquierda política en este país. Los empresarios también están hoy muy divididos. Divididos y enfrentados. Conspiran, se lanzan dardos envenenados y hacen públicas sus diferencias con palabras de cierto grosor. Todo esto se ha puesto de manifiesto durante la campaña electoral de la presidencia de Cepyme, la organización que agrupa a las pequeñas y medianas empresas españolas, y sobre todo tras conocerse el resultado de la reñida votación en la asamblea del pasado martes.

Gerardo Cuerva, actual dirigente, fue derrotado por un puñado de votos (30, el equivalente a un 6% del total) ante Ángela de Miguel, la candidata avalada por el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que ya hace meses le retiró la confianza al granadino y le pidió un paso atrás, pero fue desoído. Así que al final hubo combate electoral. Y de los duros. En público y en privado. Y con la política y los políticos entreverados, que eso siempre es un plus. Cuerva, con su agresivo mensaje en contra del Gobierno, recibió el apoyo expreso de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, representante del ala más dura del PP.

También ha habido movimientos desde Moncloa, muy preocupados por las aspiraciones del hasta ahora presidente de la pequeña y mediana empresa. El peligro de que sus mensajes de defensa a ultranza de la libertad empresarial calaran y llegaran a saltar a otros escenarios sigue presente. Una victoria del granadino en los términos en que se había planteado esta disputa habría debilitado mucho a Garamendi, a quien sus adversarios y políticos como Ayuso le reprochan cierto pasteleo con el Ejecutivo.

Sólo unos días antes de la asamblea electoral, el equipo de Cuerva tenía las cuentas hechas a su favor, con medio centenar de votos más comprometidos. Pero había dos sombras, las presiones que decían estar recibiendo algunas organizaciones que dependen de la financiación de la CEOE y el voto delegado. No es lo mismo ir que dejar la papeleta en otras manos. El resultado ha dejado claras dos cosas, que Cuerva pecó de confianza y que la patronal sale muy dividida. Y esto es muy importante. Porque después de Cepyme viene la propia CEOE y la reválida de Garamendi en 2026, que puede ser la madre de todas las batallas si no se amansan las aguas antes. Cuerva ya lanzó su aviso tras salir derrotado: “Soy muy inquieto”.

stats