Tribuna libre

Cristóbal Orellana González

El cura loco que pensó descubrir Tartessos al pie del cerro de la Bola (Jerez, 1923)

HABÍA una vez un indescriptible hombre llamado Ventura Fernández López, presbítero. Había nacido en 1866 en un pueblo remoto de Santander, llamado Bárcena de pie de Concha, al sur de Torrelavega. Jesús Cobo, en su documentado artículo 'Elogio de la locura y menosprecio de la necedad (Necedad y locura en don Ventura F. López)', nos ofrece del padre Ventura una rigurosa biografía donde también nos explica que en Toledo nuestro personaje era conocido como "el cura loco" por su apasionado y singular carácter. Y dice de él: "En todos los niveles sociales tuvo amigos y enemigos; todos se burlaron de él y a todos consiguió irritar. Como la anguila: nadie -salvo su propia enfermedad- fue capaz de agarrarlo. Una libertad indómita e irreprimibles anhelos de notoriedad: mala mezcla".

Jesús Cobo nos informa de algunos hilos que relacionan al padre Ventura con Jerez y Cádiz: "… pretendiendo la plaza del instituto de Cádiz, que le fue concedida por Real orden del 23 de mayo de 1923… En su breve opúsculo 'El templo de Melkart en Toledo', alude a excavaciones suyas en la bahía de Cádiz, en busca de restos fenicios y tartésicos en la desembocadura del río Guadalete. Dice haber encontrado "entre Jerez y Puerto de Santa María uno de los ex votos" que se ofrecían a Melkart, "un aerolito en forma de cabeza de carnero", que regaló al museo Vaticano. Sus peculiaridades le hicieron enfrentarse al obispo de Cádiz, don Marcial López Criado, y dieron lugar a la instrucción de un expediente disciplinario que se resolvió con su separación definitiva del profesorado en julio de 1926. Don Ventura achacaba la pérdida de su cátedra a la incomprensión que había suscitado su regalo del aerolito".

Y en la Gaceta de Madrid de 27 de julio de 1923 encontramos la autorización legal de las excavaciones que Ventura Fernández quería hacer en 'La Bola' de conformidad con la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades "y lugar que en el croquis que a la instancia acompaña se designa". Pues bien, en 2/12/1923 publica nuestro Ventura F. López en El Guadalete un articulito titulado 'Vuelta al Tartesos', en 5/12/1923 otro titulado 'El alma del Tarteso' y en 7/12/1923 uno más bajo el nombre 'En pleno Tarteso' (este último citado por Diego Ruiz Mata en 'El poblado orientalizante del Castillo de Doña Blanca…', Rev. Hª del Puerto Sª María, nº 1, 1998, pp. 9-24). En el primero señala que él no ha olvidado su búsqueda de la ciudad de Tartesos y que estaba esperando a que Schulten se pronunciara sobre sus prospecciones en Doñana ("ha tenido la honradez de confesar que no ha descubierto nada"). Añade que vino un catedrático de prehistoria -no cita el nombre- a comprobar su enfoque sobre la cuestión de Tartessos en el cerro de la Bola, corroborándolo. Señala que fueron los griegos quienes reconstruyeron la ciudad de Tartessos en Doña Blanca. En el segundo, muy literariamente, se refiere el padre Ventura a unas extrañas voces fantasmales que una pastorcilla de los alrededores del Castillo de Doña Blanca oía procedentes de "la voz mágica del Tarteso"… y dice que él quiere descubrir los misterios de la mítica ciudad y atraer "al encanto de ellos esa nube de turistas que otean por el mundo impresiones nuevas, siempre henchidos de ilusiones, siempre anhelantes…". Y en el tercer artículo el peculiar padre Ventura repite que la ciudad de Tartessos está bajo los restos griegos que están bajo los restos romanos, rematando sus escuetas referencias con esto: "Nuestro guía por fin, que lleva toda la vida cultivando aquellos terrenos, nos habla de jáquimas de caballos y ajorcas de oro en ellos encontradas que tiempo ha que vendió a anticuarios y chamarileros".

Tras Ventura F. López vendrían otras muchas cosas relacionadas con Tartessos; una de ellas de la mano del general Franco, como fue el muy llamativo Decreto 3383/1973, de 21 de diciembre, por el que se declaraban de utilidad pública, a efectos de expropiación forzosa, diversos yacimientos arqueológicos de excepcional importancia para el conocimiento del reino de Tartessos, en el bajo Guadalquivir (BOE de 16/01/1974), y por el cual poco conocido decreto el yacimiento de Asta Regia debió quedar expropiado -según se señala en él- a favor del estado español conforme al artº 10 de la Ley de Expropiación Forzosa de 16/12/1954.

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