La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

No tengan prisas en enterrar a Casado

Aznar también sufrió ataques, dudas y zarandeos de los suyos. Los tiempos de momento seguirán jugando a favor del líder del PP

Los que se empeñan en enterrar ya a Pablo Casado como líder del centro-derecha español ignoran que los tiempos políticos que vienen son absolutamente adversos para ciertos experimentos. Las dos alternativas al presidente del PP son una diosa emergente de la derecha, Isabel Díaz Ayuso, que viene de consolidar su cargo en Madrid y es la más aprobada entre el votante de centro-derecha, y un Moreno que tiene que superar la reválida de mantenerse en San Telmo si quiere ser galgo de cierta carrera. No hay más. Porque el gallego Feijóo, pese a tener el índice de aprobación más alto entre los votantes de todos los partidos, ha dejado muestras claras de su miedo a abandonar su zona de confort. No quiere o no puede salir de ella. Así que ocurra lo que ocurra mañana en Castilla y León, tendremos Casado por un tiempo. En su día vivimos cómo le movían la silla a Aznar y se dudaba de su capacidad para acabar con el largo felipismo. El rictus que le provocaba el bigote no ayudaba nada en una política ya descaradamente marquetiniana. Hasta dio un paso atrás el hombre, una maniobra que el gran patrón Manuel Fraga frenó en seco. "Ni tutelas ni tutías". Aznar terminó llegando a la Moncloa, lo que algunos consideraron el broche de la Transición, pero antes tuvo que sufrir continuas campañas en contra y, por cierto, un atentado. No tengan tanta prisa los que denuncian las carencias de Casado. La clave está en aguantar más que la sábana de abajo. Que se lo digan a Moreno, que vio cómo preparaban su funeral político. Y que se lo digan a Pedro Sánchez, al que los suyos echaron a los lobos y volvió de líder de la manada. Ahora gobierna tocado también por esa suerte que dicen que tenía el mismísimo Franco. De otra forma no se entienden el apoyo de Vox al decreto para recibir los fondos europeos, la gresca entre los líderes de la derecha en el debate de la moción de censura, el fallo del inepto diputado del PP al darle al botoncito, o que los sondeos vaticinen de pronto que hay partido en Castilla y León. Casado tendrá una oportunidad más, sólo una. Y si falla, entonces sí, el avance de Ayuso será imparable como última esperanza de un PP que no se puede permitir el lujo de ser sobrepasado -si no lo está ya para entonces- por sus primos hermanos de Vox. Hoy no está don Manuel para poner orden, Aznar parece levitar por encima del bien y del mal, perdonando vidas y como si estuviera bajo los efectos de un atracón de pictolines. Rajoy arrasa con la venta de su libro. A falta de una voz rotunda, con esa potestas de la Roma clásica, sólo el calendario será determinante. Casado no llega, de momento. Ayuso no puede, de momento. Moreno no cuenta, de momento. Absténgase los impacientes.

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