El programa mutante

EL decano de la Facultad de Políticas de la Complutense -que fue la mía-, Heriberto Cairo, conoce bien a los principales líderes de Podemos, sus discípulos en el pasado reciente, y el día antes de presentarse el borrador del programa económico de este partido dijo: "Si Podemos tiene que cambiar su discurso para lograr sus metas, lo hará".

¡Ya lo creo! Lo han hecho. Concurrieron, con éxito, a las elecciones europeas hablando de no pagar la deuda y de garantizar una renta básica para todos los ciudadanos. Seis meses después se han olvidado de estas promesas para apostar por un proyecto que el mismo Pablo Iglesias ha caracterizado como socialdemócrata-antes-de-los-recortes. El referente es el socialismo escandinavo, completamente ajeno al modelo boliviano o al bolivariano.

Como lo que han esbozado es un borrador y como faltan seis meses para las elecciones autonómicas y municipales y algunos más para las generales, todavía pueden cambiar de programa económico. Pero la tendencia es clara y revela que Podemos va en serio. No son unos chuflas descerebrados. No aspiran a formar un pequeño grupo parlamentario que incordie a los hegemónicos. Lo que quieren es el poder para abrir un nuevo proceso constituyente. Sustituyendo a la izquierda tradicional como agente del cambio, pero con vocación de atrapar votos de todos los sectores del desencanto y la indignación. Transformar la cólera de la mayoría social en mayoría política. Ninguna broma.

Tampoco el país está para bromas, de modo que a Podemos pocos le van a dar un cheque en blanco -votarles porque están contra la casta a la que aún no han tenido oportunidad de pertenecer- y le van a votar sin que concreten las cuentas de su programa económico. Ahí, de momento, no han triunfado. Proponer que la reactivación de la economía venga de la mano de la subida de salarios, la jornada de 35 horas semanales, la jubilación a los 65 años y el empleo público sin especificar de dónde saldrá el dinero y qué efectos tendrían estas medidas en materia de deuda, incremento del déficit, aumento de la plantilla de funcionarios, subida de impuestos o productividad del trabajo sigue siendo un brindis al sol. A los reyes de ahora los quieren mandar al paro, pero escriben cartas a los Reyes Magos.

Muchos españoles comprarán la escoba regeneradora de Podemos, pase lo que pase. El programa económico es otra cosa.