
El balcón
Ignacio Martínez
Rendir a golpes
Tribuna libre
¿QUE si era gitano Caracol? ¡Vaya pregunta! De eso no creo que haya la menor duda, pues su cara, su figura, su cante y su forma de ser, así lo atestiguan. Gitano, de los pies a la cabeza. Pero, sin embargo, el segundo apellido de Caracol, no tenía nada de gitano, ya que se llamaba Juárez, como un gobernador civil que hubo aquí, en la provincia de Cádiz, que se le parecía una jartá. Antolín de Santiago y Juárez, se llamaba. Si, me dirán mis lectores, pero es que Ortega, ese sí que era un apellido gitano. Pues, no, mire usted. Los Ortega de la familia de Caracol no eran gitanos, según afirmaciones de su propia prima Gabriela Ortega Gómez, la recitadora, que vivió en la calle Arcos, de Jerez, durante algún tiempo, ya en sus últimos años, allá por los comienzos de los noventa, pues falleció en 1995, a los 80 años de edad.
Gabriela decía que sus antepasados los Ortega, no eran gitanos. Entonces, ¿de dónde le venía a Manolo Caracol su rama gitana? Porque su padre, Caracol el del Bulto, que era hijo de El Águila y mozo de espadas de sus primos Rafael y Joselito el Gallo, también era gitano y en su juventud también fue cantaor; incluso tenía cosas, golpes y gracia de gitano auténtico, contándose de él multitud de anécdotas, a cual más graciosa. Todo lo contrario de su hijo, que según los que le trataron de cerca, no se podía aguantar de la jibia que tenía. Sin embargo, los mismos que dicen que "estaba reventao", añaden, "pero cuando estaba de buenas, entonces era el más simpático y gracioso del mundo y había que morir de risa con sus golpes". Ahí está el Diamante Negro, que trabajó durante muchos años, en su tablao, para confirmarlo. Caracol tenía gracia, aunque no era un gracioso. Porque lo peor que se puede ser en el mundo, cuando se es gitano, es querer ser un gitano gracioso. Y eso sí que es deprimente.
Caracol era gitano y sus cosas eran gitanas. Su cante, el más gitano. Y su voz la más gitana del mundo. La voz más flamenca que jamás se haya podido escuchar. Una voz de las llamadas afillá, que ya la hubieran querido tener para ellos, no digo don Antonio Chacón, al que nunca se le rompió, con lo bien que cantaba, sino el mismísimo Manuel Torre. Y los dos, Chacón y Torre, fueron los ídolos máximos de Manuel Ortega Juárez, que fue gitano sin tener apellidos gitanos. Porque los Ortega de Cádiz, sus antepasados, supuestamente gitanos, decía Gabriela que eran montañeses. Y doy mi palabra de que se lo he leído a la mujer, que tan maravillosamente decía aquello de "un dos, tres; un dos tres; / tres banderilleros, / en el redondel". Pero, vayamos por parte.
Desde hace años se viene diciendo que Caracol - del que este año se cumple el centenario de su nacimiento - era tataranieto de El Planeta, biznieto de Enrique el Gordo Viejo y de Curro Durse; nieto de El Águila; sobrino nieto del torero Paquiro; y de Enrique el Gordo, de Rita Ortega Feria, sobrino de El Cuco; primo de El Almendro y gloriosamente emparentado con toda una corte celestial de cantaores, toreros y bailaoras de lo mejorcito del siglo XIX.
Pero, no. Por lo visto, a pesar de ser todo eso verdad, los Ortega, según decía Gabriela, la recitadora, no eran gitanos. Al menos, el primero de todos los Ortega, que fue banderillero y nació en Santander, en 1810. Y eso nunca se ha dicho. Sólo lo dijo Gabriela, con toda la autoridad del mundo, en su libro 'Dinastías toreras de Andalucía' (Sevilla, 1996), en el que dejó escrito que a ese primer Ortega la llamaban 'Chicuco', como a tantos otros montañeses, y con ese nombre se enroló de banderillero en la cuadrilla de Manuel Díaz 'Lavi', el hombre que hablaba con los toros, mientras los toreaba, que ese sí que era gitano, como su hermano Gaspar, ambos matadores de toros. Y resulta que el 'Chicuco' se enamoró de Gabriela Díaz, hermana de los toreros, casándose con ella en 1827. Y cuenta la autora que "José Ortega no era gitano, era castellano; los gitanos del barrio de Santa María le cantaban a Gabriela Díaz esta copla: "Por la chamarra de seda / te fuiste de la cabeza,/ siendo tú gitana pura, / te volviste montañesa".
De este matrimonio de montañés y gitana, nacieron cuatro hijos y una hija, saliendo todos los varones banderilleros como el padre; siendo el más famoso de todos Francisco Javier Ortega Díaz 'Cuco' que toreó en las cuadrillas de su tío El Lavi, El Chiclanero, El Tato y Frascuelo. Y añade Gabriela Ortega que los cuatro hermanos banderilleros cantaban muy bien, por afición, en reuniones privadas; llevando El Cuco a Madrid el cante por caracoles, para el que compuso aquella letra que luego inmortalizaría Chacón, que terminaba diciendo: "Vámonos, vámonos / al Café de La Unión / donde paran Curro Cúchares, / El Tato y Juan León".
Y de ahí, de ese cruce, le venía la estirpe flamenca a Manolo Caracol, la que le corría por la sangre, que no podía ser más gitana. Pero era por los Díaz, los 'Lavi' de Cádiz, y no por Ortega el 'Chicuco' montañés, que vino del norte, de Santander. Quede el dato aclarado, ahora que estamos en su centenario.
Así que, con toda certeza, sí podemos afirmar que Manolo Caracol, fuera de toda duda, era gitano, aunque no por todos sus cuatro costaos. Pero lo más importante es aclarar que no era gitano por llamarse Ortega, sino por llevar entre sus otros apellidos el de los 'Lavi', que aunque se llamaban Díaz, que es también un apellido muy gachó, esos sí que, según Gabriela, eran gitanos puros. Y tal vez, por eso, por su estirpe torera, aparte de cantar mejor que nadie, en su época - y fuera de ella - a Caracol le tiraban también los toros y era un asiduo a todas las corridas, a las que solía asistir como cabal aficionado, siempre que podía, y alguna vez que otra hasta dicen que se arrimó a una que otra vaquilla, en un tentadero. Porque lo mismo que cantaor - gitano o no - podía haber sido torero, que eso también lo llevaba en su sangre y en sus genes.
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