Las razones ocultas del 'sí es sí'

Nadie está dispuesto a asumir sus propias decisiones, y aquí, como se sabe, la culpa siempre es del otro

El otro día le escuché a Jaume Asens, presidente del grupo parlamentario de Podemos y abogado de profesión, unas interesantes declaraciones sobre la génesis de la reforma del Código Penal en materia de agresiones sexuales promovida por su grupo, con el apoyo poco entusiasta de los demás que sostienen la coalición, y hasta el de Ciudadanos (sólo el PP y Vox votaron en contra), y que ha tenido como primera y estrepitosa consecuencia las rebajas de condena y excarcelación de varios cientos de condenados con base en la retroactividad penal de las leyes más beneficiosas para el reo.

Sostenía el diputado Asens (buen parlamentario, por cierto) que uno de los objetivos de la reforma era superar lo que él llamaba "populismo punitivo", fenómeno por el que las leyes son aceptables siempre que se incrementen las condenas, y no al contrario. Todo ello, abundaba, en un ámbito donde las penas dispuestas aquí para esos delitos eran sensiblemente superiores a las de nuestros homólogos europeos, mientras que aspectos como la prevención, la formación o la facilitación de medios, que constituyen en realidad el grueso de la reforma, con la dignidad de la mujer como núcleo de la misma, han pasado prácticamente desapercibidas.

Hubiera sido interesante, sin duda, que las principales defensoras de la ley en el Gobierno, empezando por la ministra de Igualdad, ante la avalancha de críticas desatada, hubiera mantenido la misma postura que el representante de su grupo parlamentario, en lugar de escoger el camino más ventajista y desleal de hacer descansar la responsabilidad en los jueces (y muchas juezas) que no han hecho otra cosa que aplicar la ley (su ley) y la Constitución. Hubiéramos así asistido a ese interesante debate nunca terminado en España sobre el necesario equilibrio entre el poder punitivo del Estado, el correcto resarcimiento de las víctimas y la evitación de futuros delitos. Y sospecho que en el mismo tampoco estarían tan solas, como ellas mismas con su actitud errática se han colocado.

Como suele suceder en política, la cruda realidad de una opinión pública totalmente en contra en pleno año electoral, ha llevado al presidente Sánchez a ordenar la inmediata marcha atrás pactando con quien sea menester, aunque él sea tan responsable como el que más. En el fondo, porque nadie está dispuesto a asumir sus propias decisiones, y aquí, como se sabe, la culpa siempre es del otro.

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