La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Un rebaño bien educado

Que los alumnos se diviertan, en clase y fuera de clase. Se suspenden los suspensos. Exigencias, las mínimas

Comentando con un buen amigo las vicisitudes de la enseñanza en España y sus efectos en esa parte de la juventud que escribe, o incluso habla, con faltas de ortografía, le dije: "Va a llegar un momento en que no se enseñará en las escuelas que el Descubrimiento de América ocurrió en 1492". Fue un presagio medio en broma que, cuando llegué a casa, había trocado en pesadilla. El Ministerio de Educación acaba de perpetrar su anunciado cambio -otro más- en el sistema educativo y en él se impone que la Historia no se enseñe a partir de fechas y acontecimientos, sino por temáticas (por ejemplo, Opresores y Oprimidos). También se ha recortado la importancia de la Filosofía, aunque las comunidades autónomas pueden compensar el estropicio en sus respectivos territorios. Las Matemáticas se impartirán desde una perspectiva de género, y otras moderneces por el estilo. Se pone el acento en que los alumnos acaben siendo buenas personas -y se supone que aprendiendo esas cosas lo serán, sí o sí- y no en que sepan y se formen para afrontar las dificultades de la vida adulta.

Y sobre todo en que no sufran, los pobres. Que se diviertan en clase tanto como fuera de clase. Exigencias, las mínimas. Los suspensos, suspendidos: una vez quese decide que se puede pasar de curso sin aprobar todas las asignaturas cuando el centro docente considere que el estudiante torpe, vago o rezagado puede mejorar si le aprueban administrativamente, se consagra la inutilidad del esfuerzo y la intolerable crueldad del sacrificio. El mérito de una minoría empollona no ha de suponer privilegios ni atentar contra la imprescindible igualdad. Los profesores son colegas muy guays que ni aleccionan ni sancionan. La disciplina es un valor en horas bajas. Como debe ser, que ya no estamos en el franquismo, con aquel refrán terrible de que la letra con sangre entra. Hincar los codos en un libro de papel o fijar los ojos en la tableta para algo que no sea jugar e intervenir en las redes sociales, sencillamene no se lleva.

No sé si de esta forma se está preparando a las nuevas generaciones para vivir y desenvolverse en un mundo muy distinto al de sus padres y abuelos. A lo mejor sí, a lo mejor esta pedagogía se corresponde mejor con la sociedad del siglo XXI. Lo que sí sé es que de estas aulas va a salir mucha gente acrítica, bien formada tecnológicamente y malformada conceptualmente, intolerante a la frustración y ajena al esfuerzo.

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