"Soy la Santísima Virgen de la Esperanza, fui donada a la Hermandad por José Soto Ruiz" (I)

José Soto Ruiz y su esposa Rosario Rodríguez Paz, con su hijo Manuel, en 1947. 
José Soto Ruiz y su esposa Rosario Rodríguez Paz, con su hijo Manuel, en 1947. 

12 de febrero 2025 - 05:00

La vida es un crisol de sentimientos no necesariamente alineados sobre un cronológico plano espacio-temporal. ¿Se puede querer incondicionalmente a una persona que jamás conociste habida cuenta su fallecimiento precedió en un puñado de meses a tu propio nacimiento? También el amor fraterno tiene razones al margen del calendario. Érase una vez una ciudad, Jerez de la Frontera, que durante cincuenta y seis años acogió en su seno a un ser extraordinario, noble, trabajador incansable, bienaventurado, simpático a raudales, elegante en la ética y en la estética, sensible, bien parecido, risueño, nacido para hacer el bien y para querer con toda la dimensión de su naturaliza humana -sin tregua ni descanso- a su familia. De entrada dedico un beso al cielo para José Soto Ruiz, protagonista de este artículo en dos entregas: la primera aborda cuanto de José Soto me ha comentado un cofrade de pro: Fernando Barrera Cuñado; y, la segunda, el próximo viernes, cubrirá datos biográficos y trayectoria cofradiera...

Leamos cuanto me traslada Fernando Barrera: “Yo tuve contacto directo con un cofrade de las Cinco llagas, de primera categoría, que era un hombre de bien, y un ejemplar cristiano, quien además sufrió un cáncer, sufrió pérdida de audición, de oído, se le murió su mujer de cáncer, uno de sus hijos nació también con un problema… Me refiero a José Soto Ruiz, un verdadero artífice en la Hermandad de las Cinco Llagas, porque, además de los cargos que fue ocupando en la Junta, era el diputado mayor de gobierno. Y hacía unos croquis preciosos de la salida procesional. Dibujados a color, los nazarenos, las insignias, recuerdo con precisión el libro de reglas por ejemplo, las varas. Creo que la Hermandad tendrá esos originales. Eran una auténtica obra de arte. Con el número y el nombre de cada hermano nazareno. Al principio de ser yo gestor tuve la Gestoría en la calle Santa Isabel número 11 y allí tenía despacho José Soto Ruiz, lo tenía mi padre, yo como gestor… Pepe era el delegado del Servicio Nacional del Trigo en Jerez. Claro, tenía muchísimo trabajo porque todo el trigo que llegaba a la estación había que controlarlo y demás. A pesar de la diferencia de edad, mantuve muchísimo contacto con él. Lo admiraba. Era un hombre tan agradable, tan buena gente, me hubiera encantado que tú lo hubieses conocido, porque fue un pan bendito. Sufrió mucho por todo lo que te he contado. Él me decía que para llegar al cielo había que pasar por un purgatorio y sin duda él lo estaba pasando aquí en la tierra. Cuando murió, lo dije a todos: Pepe Soto ha dado el salto directo al cielo, no ha tenido que pasar por ningún purgatorio ni nada. De un salto, al cielo”.

Fernando Barrera, a sus 89 años, posee una memoria de elefante: “Hacía Pepe el cortejo, sí, de las Cinco Llagas. Al principio no me lo quería enseñar, porque respetaba las Reglas de la Hermandad hasta el extremo. Y el cortejo era materia reservada. Yo entonces estaba fundando la Hermandad de la Defensión. La Defensión salió de las Cinco Llagas. Eso está clarísimo. La Defensión es las Cinco Llagas con música. Y todo ello gracias a José Soto Ruiz, que era nuestra referencia. La Defensión le debe su impronta penintencial a cuanto nos transmitió Pepe. Supo explicarnos e inculcarnos el espíritu y la manera de hacer las cosas tal como las hacía y siempre las hace las Cinco Llagas: el rigor, la austeridad, el silencio del cortejo, la disciplina. Todo lo que siempre hemos sido, y así hemos sabido conservar hasta la fecha, viene de las Cinco Llagas, de ahí que en la Defensión, en la iglesia, salvo el diputado mayor de gobierno, ningún nazareno se despoje del antifaz, ni siquiera el hermano mayor, por descontado (el hermano mayor entra como uno más y sólo el diputado mayor de gobierno sabe su lugar en la comitiva), el cortejo se forma nombrando a los hermanos sólo por su número de antigüedad, y nunca por su nombre, los nazarenos acuden a la iglesia andando (jamás en coche ni en ningún otro medio de transporte, esto bajo ningún concepto) desde sus domicilios particulares o de allegados o bien desde la Casa de Hermandad, que se habilita para que puedan vestirse quienes viven lejos de Capuchinos, y por supuesto sin mirar atrás ni hablar con nadie. Todo ello lo extrajimos de las explicaciones de Pepe Soto y de los estatutos de las Cinco Llagas. En el interior de Capuchinos no se cosca nadie”.

“Éramos compañeros de lugar de trabajo -añade-. Estaban las mesas próximas, en las oficinas de la calle Santa Isabel, como te he dicho. El diálogo y la charla, la confianza, entre nosotros nació pronto. Escuchando a Soto pude captar de momento el espíritu de las Cinco Llagas. Aunque nosotros éramos unos chiquillos, y Pepe era mayor que nosotros, no dejaba él de ser muy joven. Algunos conocidos le decían cariñosamente ‘el niño de los caracoles’, porque el padre había sido el dueño de los Caracoles. Recuerdo su simpatía. Y cómo purgó aquí todo lo que tuviese que purgar, como te he comentado antes. Ya al final del todo me enseñó el cuadrante del cortejo, para que me orientara. Con el dibujo, y sin los nombres de los nazarenos consignados aún. Murió enfermo. Mereció un gran homenaje de los cofrades de las Cinco Llagas, porque fue un cofrade entregado en cuerpo y alma. Pepe Soto vendía mucha lotería, transmitía la devoción por los Sagrados Titulares, él fue quien donó la actual Virgen de la Esperanza. Sin duda hizo por la Hermandad todo lo que pudo”. 

Velo
Velo
stats