Eso se dice cuando a alguien algo le queda muy mal, desentona, no concuerda. Pues algunas actuaciones de una parte de la Iglesia quedan como a un santo dos pistolas. Como cristiano, me avergonzó Franco bajo palio. Me sigue rechinando oír el himno nacional en un momento central de la Eucaristía. Y, también, la presencia en procesiones de alcaldes con vara y personal armado, algunos cantando "Soy el novio de la muerte" mientras portan la imagen de un ejecutado que dio un mensaje de vida y paz. No solo la Iglesia, el Ejército - subordinado al poder civil en un estado no confesional - debería ya renunciar a estas cosas. Por ahí pasa también la modernización.

Últimamente, en Jerez, también ha habido cosas que me chirrían. Como el letrero que acompaña la enorme bandera (¿por qué no una cruz?) que una hermandad ha colocado en la fachada de capuchinos ¿Por qué entre las víctimas del Covid se hace un distingo especial a las Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad? ¿No se lo merecen también los sanitarios y tantos colectivos que se han arriesgado por curar y normalizar nuestra vida en lo posible? ¿Y, más aún, los muchos mayores muertos en residencias? Ya sé que es una hermandad castrense (¿¡!?). Pero, antes que castrense, es hermandad y cristiana, ¿no? ¿Y qué pinta ahí la comunidad capuchina fundada por Francisco de Asís? Tampoco entiendo que un sacerdote enfatice en un artículo "¡Viva el Orden y la Ley! ¡Viva honrada la Guardia Civil!" Cuando a Cristo lo mataron la ley y el orden de entonces y cuando el orden de hoy deja tanto marginado y empobrecido, que deberían ser prioridad para la Iglesia.

Por cierto, mi reconocimiento a "Costaleros por nuestros mayores". Y viendo todo esto, ¿qué diría el Jesús de "Vuelve tu espada a la vaina"? ¿Y qué diría Fray Leopoldo?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios