Me comentaba esta semana un amigo que trabaja en una fábrica de áridos, que están teniendo problemas con la falta de mascarillas de las que usan habitualmente en su trabajo. Tras esto me acerqué a mi farmacia de referencia a preguntar si tenían mascarillas y me miraron con cara rara, como pensando… ¿de dónde ha salido este? ¡Pues claro que no hay mascarillas, ni se las espera! Quizás algo tenga que ver en todo esto que algunos telediarios dediquen 15 minutos de prime time a relatarnos con pelos y señales que en Barcelona hay 2 casos del coronavirus ese (1 de cada tres millones de habitantes), o un caso en Andalucía… ¿una proporción de 1 por cada 8 millones de andaluces? ¿Porqué no comparan con la gripe, que en la temporada 2017-18 ocasionó 800.000 afectados y 15.000 muertes? Sí, no es un error. Más que mascarillas, lo que habría que comprar es más jabón, y hacer más publicidad de cómo lavarse las manos más a menudo de lo que lo hacemos. Seamos cautos, pero no pensemos que la mascarilla es la panacea. En cambio para los alérgicos sí, y ¿dónde comprarán las necesarias mascarillas? ¿Y en los hospitales, qué harán? En fin, que con algo de respeto al espacio íntimo de los demás, que hay quien para hablarte se te echa encima, joé, y un poco más de higiene permanente, estaremos más a salvo que con mascarillas.

¿Se imaginan la que se puede liar en Semana Santa, Feria o el Rocío, solo si los contagiados por el puñetero virus siguen aumentando? Que lo harán, no les quepa duda. Pero se nos pasará el susto, prevalecerán nuestras convicciones y costumbres y el Domingo de Pasión estaremos de nuevo en masa para escuchar el Pregón de nuestra Semana Santa. Y luego, las motos, y las ferias, la nuestra y las de los alrededores, y el Mundial de motos, y el traslado de la Virgen y el Rocío, y le darán por saco al bichito, y nos iremos calmando, y funcionará una vez más el sistema sanitario gracias a sus profesionales, que no a sus dirigentes, y seguiremos adelante una vez más, por los siglos… ¡de los siglos!