La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

De símbolo de la Transición a crítico

Almodóvar en 2019: "Mis películas demuestran que la democracia española fue real". Ha cambiado de opinión

En su información de la rueda de prensa de Almodóvar en Venecia tras la aplaudida presentación de Madres paralelas, en la que afirmó que la memoria histórica es "el gran asunto pendiente de España" y que "hubiera sido deseable que en 1978 se hubiera planteado el problema, pero no fue así, y eso hizo imperfecto todo lo que pasó, incluida la amnistía: se condenó a los desaparecidos a lo no existencia, que es, al fin y al cabo, lo mismo que hizo Franco", escribe Luis Martínez en El Mundo: "No deja de ser relevante que el director que ha pasado por el más preclaro de los impulsores y hasta emblema de la fiebre lúdica y festiva de la Movida y de la Transición a ella debida (o al revés) sea ahora su crítico más cabal". Tiene razón. Si alguien representa los nuevos aires de libertad de la España de finales de los 70 y los 80 es precisamente Almodóvar. Y sé de lo que escribo: el primer ciclo dedicado en España y fuera de ella a Almodóvar lo programamos un servidor y Manuel Grosso en el Festival Internacional de Cine de Sevilla, allá por el 83, proyectando la totalidad de su aún breve obra desde los cortometrajes a Entre tinieblas.

Entre 1977 y 1980 emergía la Nueva Comedia Madrileña con Tigres de papel y Qué hace una chica como tú en un sitio como éste de Colomo y Ópera prima de Trueba, Zulueta estrenaba Arrebato y el primer Almodóvar castizo-punk llenaba las sesiones golfas del Alphaville de Madrid. Su mérito mayor, desde su primer largo comercial Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón a su consagración internacional con Mujeres al borde de un ataque de nervios, fue representar una generación y un momento decisivo de la historia de España llevando a la pantalla el Madrid de la movida como escaparate de la España de la Transición.

Almodóvar es tan consciente de ello que cuando en 2019 recibió el León de Oro de Honor en Venecia dijo: "Mis películas demuestran que la democracia española fue real. Cuando empecé a hacer cine en 1979, lo que más me fascinaba era el cambio que se estaba dando en España, y no hay tanto cine español que hable de eso. Mi gran nutriente era la calle y soy el resultado de ese momento de la democracia española. Las cosas más importantes que ocurrieron en la Movida y en el pueblo español fueron la pérdida del miedo y la libertad tan extraordinaria de la que gozaban los españoles". Por lo visto ha cambiado de opinión.

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