Ignacio Martínez

El síndrome de Euskadi

El balcón

Tiene que ser tremendo volver a la vida civil después de años de cárcel con las manos vacías y manchadas de sangre

20 de mayo 2023 - 00:00

En los años 70 se acuñó en Estados Unidos el término síndrome del Vietnam. Era el sentimiento de impotencia de la sociedad americana por una guerra que perdió, a pesar de sus 60.000 muertos y más de 300.000 heridos. También definía los problemas de salud mental y adaptación a la vida civil de los veteranos, muchos de ellos mutilados o enganchados a las drogas. Habían vuelto a sus pueblos vitoreados como héroes y al poco tiempo se sintieron solos y abandonados.

El ultranacionalismo vasco intenta evitar que se depriman los veteranos criminales etarras, cuando salen de la cárcel después de hacer tanto daño para no conseguir nada a cambio. Han matado, extorsionado, secuestrado, amenazado a la sociedad vasca y española, para nada. Han llegado a 850 asesinatos, 2.600 heridos y 90 secuestrados con un doble fracaso: en su delirio identitario, han causado mucho dolor a sus víctimas y han arruinado sus propias vidas.

Tiene que ser tremendo volver a la vida civil después de años de cárcel con las manos vacías y manchadas de sangre. De ahí los ongi etorris, los homenajes o su presencia en listas electorales. En una entrevista a Maite Pagazaurtundúa en Ethic, antes de saberse que 44 etarras condenados por terrorismo iban en las candidaturas de Bildu, la eurodiputada explica el proceso de blanqueamiento. Llaman a los terroristas presos políticos, como si fueran presos de conciencia. Miles de personas son cómplices de esa estrategia del abuso: hay casi 400 asesinatos y miles de otros delitos sin resolver. Los que van a las manifestaciones reclamando una amnistía están pidiendo la impunidad para ellos mismos. Además de con el terrorismo, nadie quiere cargar con el peso del brutal acoso a la población y el control social mafioso durante décadas.

Este síndrome de Euskadi, de protección de sus veteranos y de sus propias conciencias, entra en contradicción con la pretensión de Bildu de ganar posiciones en diputaciones forales y ayuntamientos vascos y navarros. Y en el resto de España tiene desgraciado reflejo en una encarnizada pelea entre PP y PSOE. Los populares deberían escuchar con más respeto a Consuelo Ordóñez. Se olvidan unos y otros de que la colaboración entre ambos ha sido capital para la erradicación de ETA. Zapatero propuso el pacto antiterrorista firmado en época de Aznar y el lehendakari socialista que ejercía cuando se acabó con la banda criminal estaba en el cargo con los votos incondicionales del PP. Un poco de seriedad.

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