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Del cante por soleá decía Manuel Ríos Ruiz, en su libro “De Cantes y cantaores de Jerez” que: “En el cante jondo más sustantivo, impera la música sobre la palabra. De ahí que, pese a sus variantes estilísticas en las que aparecen múltiples rítmicas, tempos diversos, exista una concordancia musical predominante que lo caracteriza en su total contexto”. Y añade: “en cuanto a la soleá, Jerez ha marcado la pauta con su forma de condensar este cante, que es síntesis de la música jonda”.
Sin embargo, más allá de su forma interpretativa y a pesar de la importancia de Jerez como zona cantaora, de la influencia de su nómina de intérpretes, tanto profesionales como no profesionales, sin duda, la mayor y más representativa de la historia del cante flamenco, no ha tenido un número destacado de creadores e incluso recreadores, de una música soleaera, netamente jerezana.
Los cantaores jerezanos, desde las primeras grabaciones a principios del siglo pasado, no han recogido como veremos una musicalidad específica de Jerez, señal de su escasa relevancia, y salvo en el caso de Frijones, sin una influencia que pudiéramos valorar decisiva.
En este sentido y a título de ejemplo, Manuel Torre tiene recogidas en diversas grabaciones desde 1.909 a 1.931 veintidós cantes por soleá. De ellos, sólo dos con el estilo jerezano, de Frijones y Teresa Mazzantini, respectivamente. Por otra parte, Juanito Mojama grabó durante 1.929 siete cantes por soleá. Ninguno de ellos en música jerezana.
Curiosamente, dos cantaores no profesionales y nunca valorados en su justa medida, han sido los defensores de la musicalidad jerezana en el cante por soleá. En efecto, el Viejo Agujetas tiene grabados 23 cantes por soleá, de los cuales 10 corresponden al estilo de Jerez y Tía Anica La Piriñaca nos dejó 25 cantes de este estilo, siendo jerezanos, 9 de ellos.
En varios artículo abordaremos quienes han sido aquellos cantaores que han sido capaces de crear o, al menos, recrear este estilo-madre del cante. Con las lógicas influencias de las distintas zonas cantaoras de nuestro entorno, pero aportando un sello propio y diferente que las singulariza y que, con posterioridad, son cantadas por otros artistas y cantaores asegurando así el proceso de transmisión oral de tanta importancia en las músicas de raíz popular.
Dejaré para el último de ellos el que dedicaré a Merced La Serneta. Insigne jerezana nacida en la calle D. Juan el 19 de marzo de 1840 de acuerdo con la partida de bautizo presentada por el profesor D. Daniel Pineda Novo, bautizada tres días después en la Iglesia de San Miguel y fallecida en Utrera el 18 de junio de 1.912. Mayoritariamente reconocida como la gran cantaora de su época y con una extraordinaria influencia entre los más importantes cantaores, se le adjudican hasta siete estilos diferentes de soleá. De su importancia y como muestra, un botón basta: D. Antonio Chacón que tenía un repertorio exquisito, grabó en total diez soleares. En nueve ocasiones fueron estilos de la Serneta. Y, hete aquí la paradoja, para el mundo del flamenco el estilo de la Serneta, de esta gitana jerezana, no está recogido como de Jerez, sino de Utrera. Si hubiera nacido en Sevilla otro gallo cantaría.
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