Postales desde el filo

Como en un tango

Si el Gobierno decreta el mando único nos oponemos y si nos devuelve las competencias, también

El burofax de Messi al Barça ha sido una forma cruel de decir adiós y, com, en un tango, al presidente Bertomeu le ha tocado ser el malandra unánimemente señalado como único culpable del quilombo. Pero ni en Liverpool, ni en Roma, ni en la reciente debacle de Lisboa, el presidente barcelonista salió al campo a defender los colores azulgranas. Claro que él y su junta tienen una gran responsabilidad en la actual situación del Barça, pero fueron los bien pagados jugadores los que se vieron vergonzosamente superados por sus rivales en esas lamentables actuaciones. Un Barça, por cierto, plagado de internacionales y jugadores top, entre ellos, el llamado mejor jugador del mundo, que ahora se despide a la francesa. ¿De verdad es Bertomeu es el único culpable?

Es como si el espíritu de la política se hubiese prolongado al fútbol. En las últimas semanas, eludir responsabilidades y señalar culpables han sido los asuntos que han dominado la conversación pública, que diría un politólogo. Desde hace años, cuando el PSOE plantea su propuesta de reforma constitucional, para pasar del sistema autonómico a uno federal, quienes se oponen la ven innecesaria argumentando que nuestro sistema ya es prácticamente federal y nuestras autonomías gozan de un nivel de autogobierno superior, incluso, al de los países federales. No es el momento de ese debate, aunque nos enfrentemos a un problema de desajuste entre competencias y responsabilidad: tienen los medios necesarios para gestionarlas, pero cuando las cogen para ejercerlas parece que les queme las manos. Si el Gobierno decreta el mando único nos oponemos y si nos devuelve las competencias, también. Afirmaban que el estado de alarma era el camino hacia la tiranía, pero ahora critican al Gobierno por no actuar como si éste siguiera vigente.

Cómo echo de menos aquellas tribunas de expertos constitucionalistas denunciando los graves ataques a nuestras libertades básicas que se derivaban del ahora añorado estado de alarma. Pero, mucho me temo, que todos esos expertos, académicos, analistas y tertulianos dirían justamente lo contrario si, como en el poema de José Agustín Goytisolo, el mundo fuese al revés: que la derecha gobernase y los que gobiernan fuesen la oposición. Este es el estado de la nación cuando sufrimos la crisis sanitaria, social y económica más grave de nuestra democracia. Sólo se trata de buscar al malandra a quien culpar del quilombo. Como en un tango.

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