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Daniel Lamparero

Un voto de confianza

05 de junio 2022 - 01:31

En plena cuenta atrás para el domingo 19 -dos semanas quedan-, los que mandan y los que quieren mandar nos van a bombardear con promesas, medallas de producción propia y, sobre todo, reproches a la gestión ajena. Es una lástima que en precampaña y campaña la mayoría de soflamas a seguidores sean para denostar al rival en vez de ponderar y ensalzar las virtudes propias, pero eso es el ADN de este país, en el que la envidia es el deporte nacional, pero todos sabemos dónde quedan las promesas electorales inmediatamente después de pasar por las urnas.

Estos comicios andaluces, que según les vaya la película unos lo tomarán como plebiscito para las municipales del 23, otros como estela a la seguir para las próximas generales y algunos negarán cualquier vinculación con próximas elecciones, se plantean como lo que son: un reto para todos porque a alguno le va el sueldo de los próximos cuatro años, aunque particularmente pienso -o quiero creer- que la mayoría de políticos tienen vocación de servicio público, sobre todo los más cercanos a los que no les va a quedar una suculenta pensión cuando den un paso al lado o les obliguen a darlo, porque cada casa es un mundo y el pulso por el poder en las familias es el pan nuestro de cada día, sobre todo en los partidos grandes. No hay más que ver la confección de las listas...

Es habitual pensar que el político da el paso o para medrar o porque no sabe hacer otra cosa pero nadie se plantea qué pasaría si no hubiera ciudadanos dispuestos a intentar mejorar la sociedad, porque de eso se trata ¿no? Además, las reglas de juego de esto de la democracia -el sistema menos imperfecto- permiten un examen cada cuatro años. Se puede discutir -se debería- si la Ley d'Hont es la más adecuada para reflejar el voto ciudadano, o si es justo que un representante necesite menos votos allí que aquí, pero va a ser complicado mientras el actual sistema de reparto beneficie a los dos grandes. Esto es como el fútbol y el reparto televisivo: es injusto pero mientras Real Madrid y Barça no den su brazo a torcer y renuncien a una parte de su enorme trozo del pastel, no hay nada que hacer y lo único que nos queda es el derecho al pataleo, porque en este bendito país eso de movilizarse por las injusticias queda para otro día.

Así que los políticos y candidatos tienen dos semanas para dar la brasa, atraer a indecisos y, sobre todo, no meter la pata. Quizá por eso es por lo que prefieran atacar al contrario en vez de prometer, no vaya ser que luego se lo recuerden. Y en dos semanas llega el turno de la ciudadanía: el domingo 19 los que mandan son los ciudadanos y los políticos están en manos de lo que digan otros. Al menos por un día, el pueblo es el que manda. El voto es el que decide, así que habrá que dar un voto de confianza y esperar que los resultados, sean los que sean, acaben resultando lo mejor para Andalucía, salga quien salga. Luego comenzará toda una legislatura para seguir en manos de los que mandan, la rutina democrática habitual.

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