Un debate para el tercer puesto

Editorial

Las tácticas partidistas suelen primar por delante de los valores de fondo que todas las formaciones deberían servir a la ciudadanía como carta democrática

21 de julio 2023 - 00:30

Mala conclusión puede extraerse de un debate en el que la ausencia del favorito en las encuestas –el PP– provocó que el principal interés consistiera en valorar cuál de los dos aspirantes a quedar tercero reunió más méritos para apuntalar ese puesto en las elecciones generales de este domingo. Porque, en síntesis, la discusión a tres, escenificada la noche del miércoles en la televisión pública española, derivó durante buena parte del tiempo en un cara a cara entre Yolanda Díaz y Santiago Abascal. Con “Pedro” como testigo cómplice de la primera y un sujeto elíptico omnipresente en las oraciones de los candidatos de la izquierda: Alberto Núñez Feijóo. Y en este sentido, pocos votantes de Vox le habrá arrebatado la líder de Sumar, y viceversa, gracias a sus intervenciones. En una pugna política entre bloques el trasvase siempre suele ser interno. Aunque, si como pronostican algunas encuestas, los restos pueden jugar un papel determinante en la distribución del último escaño en una quincena de provincias pequeñas, este debate sí puede haber sido clarificador para aquellos votantes que duden entre respaldar a Sumar y Vox o apostar por el denominado voto útil al que aspiran tan PSOE como PP. En una campaña muy polarizada y en la que los partidos y su simpatizantes utilizan las redes sociales más para denigrar al adversario que para defender el proyecto propio, el contraste de las propuestas a través de los medios de comunicación es la mejor carta democrática que se puede servir a la ciudadanía. Pero una vez más las tácticas partidistas suelen primar por delante de los valores de fondo que todas las formaciones deberían defender. Es habitual que el aspirante con más opciones de gobernar rehúya o limite este tipo de confrontaciones políticas ante el riesgo de una derrota. Mientras el teórico perdedor desafía al oponente a la desesperada. El resultado suele ser una oportunidad perdida como la del miércoles.

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