Arte
  • La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Fundación Bancaria Unicaja ponen en pie una muestra donde se exhiben por primera vez todas las placas de la serie del pintor de Fuentedetodos, relacionándolas, también de forma inédita, con los grabados del malagueño

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El "gesto irrepetible" de la 'Tauromaquia' de Goya dialoga con las estampas de Picasso

Placa de la estampa 'Otra locura suya en la misma plaza', de Francisco de Goya, que forma parte de la exposición. Placa de la estampa 'Otra locura suya en la misma plaza', de Francisco de Goya, que forma parte de la exposición.

Placa de la estampa 'Otra locura suya en la misma plaza', de Francisco de Goya, que forma parte de la exposición. / José Ramón Ladra

De las vitrinas cuelgan unas lupas. A través del cristal, que acrecienta también la sensación de intimidad permanente que nos lleva más al gabinete de un erudito que a una sala de exposiciones al uso, rastreamos lo que Víctor Nieto ha acertado en llamar el “gesto irrepetible”, ese concepto tomado del expresionismo abstracto que el comisario de Goya/ Picasso. Tauromaquias aplica a las planchas grabadas por el pintor de Fuentedetodos. Por él, directamente, autógrafas, manipuladas en gesto irrepetible aunque se repitan las estampas. Por ello, estas láminas de cobre nunca exhibidas íntegramente, y que se erigen como uno de los mayores alicientes de la exposición que este 23 de junio se inaugura en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, son la obra de arte en sí misma. Pero no la única. Porque de la conversación con otra tauromaquia, la del malagueño universal, surge una nueva conversación, un nuevo diálogo, para una exposición, ciertamente, “singular”.

Y es que Goya / Picasso. Tauromaquias propone una revisión de las series gráficas de ambos artistas sobre la lidia mostrando no sólo sus divergencias, también sus afinidades. Una muestra que se erige como “el primer fruto, y un fruto importante,” del convenio de colaboración suscrito entre la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Fundación Bancaria Unicaja, con lo que la exposición, que cuenta además con la colaboración del Museo Casa Natal Picasso de Málaga, también “se podrá ver el próximo otoño” en la sede malagueña de la entidad financiera, tal y como adelantó Tomás Marco, director de la Academia, que junto a Cristina Rico, director de División de Actividades de la Fundación Unicaja, y Victor Nieto, también delegado del Museo, Calcografía y Exposiciones de la Academia, presentó la propuesta artística a los medios de comunicación tras la que tuvo lugar una visita guiada por la muestra a la que asistieron, entre otros, el presidente de la Fundación Bancaria Unicaja, José M. Domínguez; su director general, Sergio Corral; el secretario general técnico del Ministerio de Ciencia e Innovación, Ignacio Hermoso; y el pintor gaditano y académico, Hernán Cortes.

“La cuestión de financiación estaba resuelta; la cuestión de material, tampoco ha supuesto problema alguno ya que la Academia tenía las planchas, los grabados y Casa Natal y la Biblioteca Nacional aportaban los de Picasso. Así que la principal dificultad ha sido cómo ordenar esta exposición, cómo montarla, cómo conseguir que se diera la idea de cómo se visualizaban estas estampas en su tiempo y, a la vez, poner a conversar a los dos artistas en toda su dimensión, con sus diferencias y sus puntos en común”, explica Nieto durante la visita a la muestra donde “la modernidad” de la concepción y los planteamientos de Goya y Picasso se convierte en lenguaje compartido pero donde también se advierte “que las piezas de Picasso son una pintura grabada” en contraposición a las de Goya donde “el trazo ya está en la lámina calcográfica misma”. Una exposición donde, no sólo en la forma, también en el fondo, caben “muchas lecturas” en un total de “unas 110 piezas”.

El comisario de la exposición, Víctor Nieto, toma la palabra junto a el director de la Academia, Tomás Marco y la directora de División de Actividades de la Fundación Unicaja, Cristina Rico. El comisario de la exposición, Víctor Nieto, toma la palabra junto a el director de la Academia, Tomás Marco y la directora de División de Actividades de la Fundación Unicaja, Cristina Rico.

El comisario de la exposición, Víctor Nieto, toma la palabra junto a el director de la Academia, Tomás Marco y la directora de División de Actividades de la Fundación Unicaja, Cristina Rico. / José Ramón Ladra

Así, a Tauromaquia -las planchas y las estampas de Goya grabadas al aguafuerte y al aguatinta entre 1814 y 1816 al completo, incluyendo las siete estampas desechadas por el artista e incluidas en la tercera edición de la obra en 1876- y a La tauromaquia -el resultado del encargo que una década antes de la Guerra Civil recibió Picasso de Gustavo Gili Roig de realizar una edición de bibliofilia sobre el tratado Tauromaquia o el arte de torear del diestro Pepe Hillo- se unen tanto la cubierta de la obra que, finalmente, editó el hijo de Gili Roig (Gustavo Gili Esteve) en Ediciones de la Cometa en 1959 y cuatro excelentes ejemplares de los Toros de Burdeos, dibujados con lápiz litográfico por Goya entre 1824 y 1825.

Es decir, “de manera excepcional” estamos ante una exposición “única” que aborda un tema tan polémico como atrayente a lo largo del tiempo y del que surgen nuevas y ricas lecturas cuando es abordado por “dos de los genios” de la historia del arte de nuestro país, como celebró Cristina Rico, en representación de la Fundación Unicaja, que firma “la primera de muchas” exposiciones en colaboración con la Academia y que recuerda que la muestra presente “también vendrá a alimentar los actos de celebración en Málaga con motivo del cincuenta aniversario de la muerte de Pablo Ruiz Picasso”.

“Estamos ante una exposición singular no sólo por los nombres de los protagonistas, sino por la propia concepción y puesta en escena de las obras que, aunque puede parecer sencilla, está tras ella el trabajo de muchas manos y cabeza”, alababa Nieto que, a su vez, fue reconocido por su director por su trabajo “ingente”, “impecable”, en esta propuesta. Un trabajo visible ya en un primer paseo entre estas 33 láminas de cobre, más 40 estampas y los dibujos de toros de Burdeos, de Goya, y las 26 estampas y la cubierta de Picasso que se distribuyen longitudinalmente fracturando en dos un espacio amaderado para el aragonés y de blanco pulcrísimo para el andaluz.

Una imagen de las dos zonas en las que se divide, longitudinalmente, la exposición 'Goya/ Picasso. Tauromaquias' Una imagen de las dos zonas en las que se divide, longitudinalmente, la exposición 'Goya/ Picasso. Tauromaquias'

Una imagen de las dos zonas en las que se divide, longitudinalmente, la exposición 'Goya/ Picasso. Tauromaquias' / José Ramón Ladra

Un diseño donde, igual, se encuentra solución para la visualización de las dos caras de las siete láminas de cobre de Tauromaquia que están grabadas por envés y revés (“cuando se desecharon algunas escenas, sus planchas se reutilizaron por el otro lado para grabar las nuevas”), que, igual, acentúa correspondencias entre los artistas (el paralelismo, visible desde el cartel anunciador, de la escena del salto con pértiga en ambas estampas) o sus diferentes significaciones (la distancia entre el mensaje crítico o, al menos, ambiguo de la Tauromaquia de Goya y la exaltación festiva de La tauromaquia de Picasso, es más que palpable).

“Hay que entender que la época de Goya estaba llena de ambigüedades, y en su Tauromaquia está ese Goya dubitativo, ambiguo, por ello en esta colección caben varias lecturas pero, desde luego, en estos grabados sí vemos una voluntad crítica, aunque no tanto de señalar a la tauromaquia sino a la idea de la violencia, del drama y de la muerte. Es lo que hizo Picasso con el Guernica, mostraba que había gente que estaba sufriendo pero no quién tiraba las bombas”, desarrolla Nieto que del malagueño subraya su intención “poner en valor una tradición muy arraigada en la cultura mediterránea representada desde los tiempos del mito del Minotauro”. La suya, la de Picasso, es una obra que se concibe como el homenaje de un aficionado a un toreo antiguo, de raigambre y, quizás por ello, sus estampas taurinas de La Cometa tuvieron un aceptable éxito comercial; el que, quizás, no terminó de cosechar Francisco de Goya con su visión descarnada, más dramática, que, sin embargo (e incluso por ella), sí ha encontrado un lugar de honor en la historia del arte.

Una imagen de la muestra 'Goya/Picasso. Tauromaquias', con, al fondo, la solución expositiva a las planchas grabadas por ambas caras. Una imagen de la muestra 'Goya/Picasso. Tauromaquias', con, al fondo, la solución expositiva a las planchas grabadas por ambas caras.

Una imagen de la muestra 'Goya/Picasso. Tauromaquias', con, al fondo, la solución expositiva a las planchas grabadas por ambas caras. / José Ramón Ladra

El trazo del Goya grabador, al desnudo

Y si observar las divergencias y convergencias en posicionamientos y planteamientos técnicos entre ambos artistas supone un aliciente en sí mismo, Goya/ Picasso. Tauromaquias suma además ese evento artístico que supone poder contemplar al completo las placas de la Tauromaquia de Francisco de Goya, uno de los pocos pintores que grabó personalmente sus planchas. “La plancha es la matriz, la obra directa, autógrafa, del artista. Lo que sale esencialmente del artista, su trazo, está en las planchas, es la obra de arte en sí misma”, insisten tanto el delegado de Calcografía de la Academia como su director que explican que esas planchas “mientras se usaban para hacer grabados, se cubrían por una capa metálica para cuidarlas al hacer las estampaciones”. Una pátina que las láminas de Tauromaquia conservan, escondiendo el cobre original, pero que está siendo retirada de las planchas de los Desastres y los Caprichos que estarán listas “en unos meses”, baraja Nieto.

“Una vez que la Academia decide en los años 80 (poco después de adquirirlas del Círculo de Bellas Artes) que no se realizarán más estampaciones con estas planchas, no tenía sentido conservar esa capa. En Tauromaquias, sin embargo, no se ha procedido todavía a su retirada porque estamos con un problema del material (es cromo lo que las cubre y no acero o níquel como en el resto de planchas) que se está intentando resolver”, explican los directivos de la Academia de Bellas Artes de San Fernando incansables en su búsqueda del gesto irrepetible, de la huella original.

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