"Cuando todos olvidan el flamenco tradicional, yo lo necesito cada día más"

Antonio El Pipa | Bailaor

El jerezano inicia mañana una nueva etapa profesional en Estados Unidos donde llevará su último espectáculo y realizará labores de dirección artística

Antonio El Pipa, junto a todo el material que desplazará a Estados Unidos.
Antonio El Pipa, junto a todo el material que desplazará a Estados Unidos. / Manuel Aranda
Fran Pereira

03 de diciembre 2021 - 11:30

Después de ‘sobrevivir’ a una dura pandemia, donde la cultura y el flamenco han llegado a estar al límite, Antonio Ríos Fernández ‘Antonio El Pipa’ retoma su andadura profesional con un nuevo reto, un reto que le ha devuelto la ilusión y con el que espera conquistar nuevos públicos.

El jerezano pondrá rumbo esta semana hacia Estados Unidos, el país de las oportunidades dicen, un país en el que espera colocar la bandera del arte de Jerez a través de sus conocimientos, su experiencia pero también del trabajo de su compañía que el próximo año cumplirá un cuarto de siglo. Hablamos con él en su estudio de calle Ponce, donde nos recibe inmerso en todos los preparativos para establecerse durante los próximos meses en Idaho.

–Le veo a usted rebosante de ilusión....

–La verdad es que sí, estoy muy ilusionado, me voy para Estados Unidos. Salimos mañana y vamos a abrir por primera vez al flamenco la Ópera de Boise. Por allí acaban de pasar el musical ‘Cats’ y ‘Hamilton’ que vienen de Broadway, porque este teatro, el Morrison Center Theatre, está asociado con la comisión de Broadway y están pasando por ahí sus producciones. Para esta temporada han apostado por tener algo diferente a nivel intercultural, entonces van a apostar por el flamenco.

–Después de la pandemia que hemos tenido, debe ser un subidón abrir camino en Estados Unidos...

–Claro, pero sobre todo que te llamen para actuar tan rápidamente, porque esto iba dentro de un proyecto con miras a 2023, pero se enteraron y han decidido apostar por él. Me ha ocurrido lo contrario a lo habitual en España, donde cuando llamas te dicen ‘no te preocupes que ya para el año que viene porque está ya todo programado’. Para mí es una alegría, pero claro, uno tiene también miedo.

–¿Y qué va a representar exactamente?

–Voy a llevar ‘Estirpe’, es decir, voy con comodín, y además con el respaldo de gente que ha pasado ya por la compañía y a los que le tengo un cariño tremendo. Vuelvo a contar contar con María del Mar Moreno, con Antonio Malena y Joana Jiménez, además, claro está, de mi equipo. Vienen Sandra Zarzana, Toñi Nogaredo y Fanía Zarzana, un trío de voces estupendo, y las guitarras de Daniel Ramírez y Juan José Alba, encargado de la dirección musical.

–(...)

–Actuaremos en el Morrison Center Theatre, que es el teatro del estado y la universidad, el día 12 de noviembre y después nos vamos a Guadalajara, a Méjico. Luego me quedaré en Estados Unidos con un nuevo proyecto que voy a empezar.

–¿A qué se refiere?

–Bueno, he aceptado la dirección artística de Flamenco United Productions, que es una pequeña empresa que se dedica a realizar producciones artísticas de flamenco. Estamos hablando del norte de América, el estado de Idaho, una zona que está virgen de flamenco.

–¿Y cómo llega hasta usted esta empresa?

–Bueno, la primera vez que contacto con ellos fue en 2018 y me propuso hacer algo en 2019. Le gustó la experiencia y siempre han mantenido ese apoyo hacia mí, incluso durante la pandemia, porque han sido ellos los que me han mantenido activo trabajando vía zoom.

"Jamás he renegado de mi parte femenina en el baile flamenco porque además es algo que me encanta”

–Entiendo que supone un reto para usted....

–Sí, porque además el estado de Idaho en un estado en el que se cuida la cultura. De hecho, vamos a trabajar en un edificio de cinco plantas, que se llama Jump, dedicado explícitamente a la cultura, con un estudio de danza, auditorio, bibliotecas, salas de audiovisuales...En fin, otro concepto.

–¿Y cuál es la idea a corto plazo?

–Bueno hay varios frentes, está el ballet de Idaho, que me está esperando, pero también el teatro, y sobre todo tratar de traer el flamenco a esta parte de América. Lo mío es bailar, dirigir y coreografiar y ser honesto conmigo mismo.

–(...)

–Con medio siglo de vida que tengo, cada vez soy más claro y más honesto conmigo mismo. Voy a Estados Unidos con unas ganas enormes de aprender.

–Será como una especie de reencuentro porque usted ya estuvo en Broadway con Manuel Morao, ¿verdad?

–Eso es, yo siempre digo que casi nací artísticamente en Broadway en la temporada más importante de flamenco que se ha hecho allí, ‘Gipsy Passion’, de Manuel Morao. Hice Broadway durante dos meses, pero yo tenía 18 años y no era consciente de aquello. Ahora es distinto, voy con muchas ganas de trabajar desde mi concepto con el aprendizaje de Estados Unidos. Cuando haya que hablar de flamenco se habla desde Jerez, y cuando se hable de producción, ojalá me encuentre con lo que quiero encontrarme. Mi ilusión es hacer cosas que no he hecho antes.

Antonio El Pipa muestra su vestuario.
Antonio El Pipa muestra su vestuario. / Manuel Aranda

–Ya que hablamos de Manuel Morao, ¿qué recuerda de aquella experiencia en América?

–Cosas muy bonitas. Yo empecé con Manuel Morao, mi primera pareja de baile fue Ana Parrilla y mis primeros cantaores El Torta, su hermano Manuel, Tío Juane, mi tía María Soleá y mi tía Juana la del Pipa, y mis primeros guitarristas Moraíto y Periquín. Ese es el comienzo de Antonio El Pipa, que llega circunstancialmente a la compañía como segundo bailaor, porque el primero era El Mimbre, el hermano de Matilde Coral. Pero por circunstancias no le cuadró una fecha y allí que fui yo, primero en el Teatro Gran Vía de Madrid, luego dos meses al teatro de los Campos Elíseos y luego Broadway, esta vez con Sara Baras como pareja. ¿Cómo no se me va a quedar aquella experiencia? Éramos gente de 18 años, sin ser consciente de lo que estaba pasando. Recuerdo que nos levantábamos a las dos de la tarde y desayunábamos en el teatro. No veas las broncas que nos daba Manuel Morao, porque aparecíamos en el teatro Sara, Juan Ogalla, Carmen de la Geroma y yo con un paquete de donuts y la cara de recién levantados. Pero claro, teníamos 18 años, salíamos y bailábamos como nadie. Todo eso no se olvida y reconozco que empecé en lo mejor y entre los mejores.

–(...)

–Sólo ver a María Soleá sentada en la silla, ya imponía. Es que a mí me cantaba tío Juane, y El Torta, que recuerdo que me compuso aquello de ‘los mares tienen orillas, sus brazos mueven el aire, cuando baila Antonio El Pipa, tiene esencia, embrujo y arte’. Fue en un ensayo en la feria y lo cantaba siempre por cantiñas.

–¿Volvería al pasado?

–Por supuesto, yo pagaría por vivir de nuevo aquella época con Manuel Morao, con Cristina Hoyos, Ricardo Franco, La Tati, AntonioVargas...

–Dice que quiere hacer cosas que no ha hecho antes, pero ya ha hecho muchas y algunas sorprendentes...

–En esto estoy de acuerdo, porque he tenido la suerte de haber dirigido al Ballet Nacional de Cuba, he trabajado con Magdalena Kosena y Simon Rattle o he sido elegido para el Connecticut Ballet. Esas son las cosas diferentes y que me llaman la atención. Y no quiere decir que descarte lo que considero como mío, que puede ser el Festival de Jerez, la Bienal de Sevilla o la Bienal de Málaga, todo lo contrario, eso me da energía, me da la vida. Necesito retos nuevos y éste que voy a emprender ahora es uno de ellos.

–Y supongo que en cuanto acabe esta primera experiencia, a centrarse en el estreno que tiene en el XXVI Festival de Jerez....

–Sí, en principio me quedaré en Estados Unidos hasta enero, porque a principios de años tenemos cerrada una gira por Alemania, Hamburgo, Kiel y Luneburg.

–’Bodas de plata. 25 aniversario’. Cuéntenos algo más de este estreno que cerrará el Festival...

–Sobre todo estoy emocionado porque voy a contar con la que ha sido mi ídolo, Manuela Carrasco. La he estudiado hasta cómo se ríe en el escenario, y llevo amándola toda la mi vida. Recuerdo cuando me iba al Centro Andaluz de Flamenco para ver sus espectáculos, y me sabía todas sus coreografías y sus pasos. Entonces, cuando le propongo estar en este cumpleaños, me dijo ‘claro que sí, corazón mío’. Para mí es lo máximo, porque además Manuela Carrasco no suele ir como artista invitada.

"La gitanería ha desaparecido, está en desuso, hay técnica, virtuosismo, pero no flamenquería”

–Sois quizás dos paradigmas del baile gitano actual...

–Sí puede ser, por eso para mí es una responsabilidad y estoy convencido de que cuando la tenga enfrente encima del escenario, me voy a poner muy nervioso por lo que la admiro. Además, que me avale en escena es como ponerle el sello a mi currículo, supongo que no habré sido tan malo (risas). Son 25 años trabajando y peleando por construir una carrera y la verdad es que no me lo creo, pero estoy muy feliz de cerrar el Festival y en Jerez.

–¿Y qué pretende con este espectáculo?

–Bueno, en ‘Así que pasen 20 años’ recuperamos coreografías y ahora más que coreografías quiero recuperar gente importante que han pasado por la compañía. Todo lo quiero hacer desde mis entrañas pero desde cómo lo estoy viviendo ahora. Mientras me dé Dios la suerte de seguir bailando, ahí seguiré.

–¿Se considera una persona con suerte?

–Yo creo que sí. Es cierto que a veces suelo quejarme mucho, pero luego reflexiono y me doy cuenta de que he tenido suerte. Primero porque hago lo que me da la gana, bailo como me da la gana y jamás he aceptado modas. Quizás alguna vez me he influenciado por el mercado, pero no me he rendido a él. Cuando todo el mundo quería hacer el triple salto mortal, yo decía que no, porque no lo sentía, y yo si no siento las cosas, no las hago. Me pasó igual con la sede, que tenía claro que debía ser en Jerez y no en Madrid, y aquí estoy.

–(...)

–Te voy a contar una anécdota que para mí es una demostración de mi suerte. Resulta que un día me llama Antonio Márquez y me dice ‘tocayo, compra El País y mira la entrevista que viene a Pilar López’. Efectivamente, en la contraportada venía una entrevista a la maestra y al preguntarle sobre la danza en España, ella contestaba, en el clásico español, Antonio Márquez, y en el flamenco, Antonio El Pipa. Imagínate. Un día fue a verme al Teatro de la Zarzuela y me invita a su casa a merendar. Allí había una piano de cola y me dice: ‘Qué me acuerdo cuando tocaba Federico y mi hermana cantaba’. Estaba hablando de García Lorca y de La Argentinita y yo estaba en su casa en Madrid tomando café. Eso es una suerte, la verdad.

–Es curioso pero su vida está marcada por las mujeres...

–(Risas) Sí, y es algo que llevo a gala, porque he tenido influencias de mi abuela, de mi madre, de Pilar López, Matilde Coral y Cristina Hoyos. Matilde Coral, por ejemplo, fue la primera gran colaboración especial que tuve con mi compañía, en 1999 con ‘Generaciones’. La niña pequeñita era Paloma Fantova, mediana edad María del Mar Moreno y como mujer Matilde Coral. Todo eso estaba en mí y jamás he renegado de eso, de mi parte femenina en el baile flamenco porque además me encanta.

–Ha dicho antes que tiene sus quejas, ¿y de qué se queja Antonio El Pipa?

–Sobre todo del poco apoyo que tenemos los artistas en este país. El otro día veía un programa en el que hablaba Joaquín de Luz, de la Compañía Nacional de Danza y decía que todo lo mejor se lo había encontrado fuera de España. Eso es muy triste. Un ejemplo es Tamara Rojo, muy amiga mía, que ha hecho toda su carrera fuera, y eso es una lástima. ¿Qué le pasa a este país con la cultura? ¿Qué le pasa a este país con la danza? Creo que tenemos grandísimos creadores, coreográfos y bailarines, porque en cada gran ballet del mundo hay un español o española.

–Usted ha reconocido siempre que en sus comienzos se consideraba una rara avis. ¿Y ahora, se siente igual?

–Sí, me sigo sintiendo así, es más, creo que me moriré siendo rara avis. Mira, cuando yo empiezo no se bailaba de brazos, porque bailar de brazos era de chicas, pero yo lo hacía. Ahora la gente baila contemporáneo, que es algo que a mí me encanta, pero a mí no me va. Y no critico a nadie, porque al final todos obedecemos al mercado. Quizás por eso soy una rara avis. Y me acuerdo ahora de Israel Galván, que salimos los dos de manera pareja en el 95. Yo gané dos premios en el Concurso de Córdoba y él ganó en la Bienal. Cada uno cogió su camino y los dos en lo nuestro hemos tenido personalidad. Cuando todos quieren olvidarse del flamenco tradicional, yo lo necesito cada día más.

–Es que ahora todo es diferente dentro del baile....

–Es cierto. Fíjate en un detalle que es una cosa que a mí me gusta siempre cuidar, el vestuario. Ahora han cambiado las formas de vestir y las mujeres, por ejemplo, ya no se visten de bailaora. Yo he seguido mi línea, y es cierto que en mi vestuario hay una evolución, pero una evolución que sigue una línea.

–¿Y ve a alguien que pueda seguir sus pasos?

–Bueno, la gitanería ha desaparecido, está en desuso, y es una pena porque es algo muy bonito. Esos valores no se ven hoy, se ve el virtuosismo, la técnica, la preparación, el mestizaje...A mí me encanta Farruquito porque eso es natual, también me encanta Marco Flores, y Andrés Peña o María del Mar Moreno. A mí también me gusta mucho Karime Amaya y ahora espero mucho de la hija de Manuela Carrasco, que de hecho va a venir con nosotros en la gira de este espectáculo.

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