XXVI Festival de Jerez

Alegato al buen gusto

Alfonso Losa y Sandra Carrasco, en un momento del espectáculo.

Alfonso Losa y Sandra Carrasco, en un momento del espectáculo. / Miguel Ángel González

La madurez de un artista se advierte por muchos síntomas, y todos quedaron patentes en la noche del pasado jueves en el Teatro Villamarta. En un ejercicio de sabiduría, dominio y elegancia, Alfonso Losa presentó 'Flamenco: Espacio Creativo', una propuesta sin demasiados aditivos, muy simple escénicamente pero dotada de una fuerza y una capacidad de transmisión notable. 

Con el único acompañamiento guitarrístico de Francisco Vinuesa, y las voces de Ismael de la Rosa 'El Bola' y Sandra Carrasco, el artista madrileño fue sumergiendo al público en un espectáculo cargado de sensaciones y donde pone de relieve, de principio a fin, su plenitud de facultades. Por ello, se llevó más de un olé al unísono por parte del patio de butacas que entendió y compartió lo que se pretendía exponer. En una época en la que se introducen tantas connotaciones subjetivas en la escena, a veces con un lenguaje tan íntimo que no se comprenden ni leyendo el programa de mano, la apuesta de Alfonso Losa, limpia y exenta de florituras innecesarias, supuso un reencuentro consigo mismo en un Festival al que conoce desde que era casi un niño.

Desde que se levanta el telón, el artista exhibe su poderío, muestra su baile masculino y derriba todos y cada uno de los muros que se le ponen en su camino. Se muestra arrollador por tientos, voraz y decidido cuando acomete los tangos de Triana, interpretados a la perfección por El Bola y Sandra Carrasco, y más metódico cuando se acerca a Concha Jareño (cuyas apariciones también sirven para engrandecer el espectáculo) para poner coreografía a la seguiriya, con parte conjunta y parte individual, que realizan juntos.       

Sandra Carrasco y Alfonso Losa, en el Villamarta. Sandra Carrasco y Alfonso Losa, en el Villamarta.

Sandra Carrasco y Alfonso Losa, en el Villamarta. / Miguel Ángel González

Musicalmente hablando, 'Flamenco: Espacio Creativo' es también una obra singular, que mantiene el pulso de lo clásico pero introduce aportaciones novedosas y cuidadas en algunos momentos, como los romances que ejecuta Sandra Carrasco, excelente toda la noche, o las alegrías de Córdoba que elevan hasta los altares El Bola y la cantaora. No debemos obviar aquí la guitarra de Francisco Vinuesa, capaz de ejecutar con el mismo tino esa falseta por seguiriyas que algunos atribuyen a Javier Molina que una de sus creaciones más actuales. 

La intensidad por la que discurre el montaje, apenas da tiempo a la distracción, manteniendo al espectador en constante tensión, quizás la clave principal del éxito. Precisamente, por eso hasta el último tramo del mismo, en el que se podría haber caído fácilmente en la monotonía, depara la atención, con un número (una tanda de fandangos de Huelva y abandolaos) en el que Concha y Alfonso se despachan a gusto con una coreografía coral completísima, tanto a nivel de baile, cante y guitarra. 

Dejándose llevar por el arte, el bailaor finiquita esta última creación, rindiendo pleitesía a Eduardo Serrano 'El Güito', en otro alarde de masculinidad, con cuello erguido y buena planta, apoyado en los sones de la soleá y cerrando un montaje tan redondo como exquisito.    

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