Pedro María Peña | Presidente de la Asoc. Cult. Flamenco Siglo XXI

“En el flamenco de hoy viven mejor los tecnócratas que los artistas”

  • El guitarrista lebrijano afronta, de la mano de esta nueva entidad, el reto de dar un cambio de rumbo a un sector, el flamenco, que ha sido duramente castigado durante la pandemia

El guitarrista lebrijano y presidente Pedro María Peña.

El guitarrista lebrijano y presidente Pedro María Peña.

La pandemia ha hecho que muchos artistas y personas relacionadas con el mundo del flamenco se hayan dado cuenta de la realidad que asola a este arte, cuya estructura ha quedado en entredicho con el coronavirus. Esta, la situación de desamparo de muchos artistas, ha sido una de las causas del nacimiento de la Asociación Cultural Flamenco siglo XXI, que preside Pedro María Peña.

–Esta nueva asociación nació este verano...

–Oficialmente antes del verano, aunque llevábamos mucho tiempo, incluso desde antes de que llegara la pandemia, planteándonos crear una plataforma cultural en torno al flamenco. Somos un grupo de artistas y personas que vivimos del flamenco, con inquietudes similares y a los que nos unen varias causas. Nos propusimos iniciar un movimiento de este tipo, un movimiento cultural respetuoso con la historia y aperturista a la vez, con el que nos sintamos respaldados y representados.

–Porque al fin y al cabo la pandemia ha demostrado que muchos flamencos están hoy por hoy indefensos...

–Está claro. La pandemia nos ha dado muy fuerte a muchos artistas y a la gente de la cultura en general. Pero en el caso del flamenco, ha mostrado las carencias, más que nada porque ningún estamento se ha preocupado en ese aspecto nunca de nosotros, en la mayoría de los casos, ni tan siquiera estamos acogidos de una manera regular a la Seguridad Social, y claro, al final ha ocurrido que mucho compañeros lo han pasado muy mal.

–Pero para eso se han planteado ayudas, ¿no?

–Teóricamente sí, o al menos eso se ha vendido, pero luego te encuentras que las ayudas están hechas para que no te las den, por la cantidad de pegas que te ponen, cuando debería ser al contrario, y no es una opinión mía, sino de muchísimos artistas de reconocido prestigio. Al final, cada uno ha sobrevivido como ha podido, unos con los ahorros que pudiéramos tener, otros con derechos de autor y otros buscándose la vida de la mejor manera posible.

–Veo que en la asociación hay gente como Tomatito, La Macanita, Diego del Morao, Josemi Carmona, Lela Soto o Pastora Galván...

–Sí, cada vez somos más, de hecho, en los próximos días vamos a abrir el plazo para que se incorporen muchos más compañeros que ya se han puesto en contacto con nosotros muy interesados en sumarse a nuestra asociación. Además, somos gente de todo tipo, artistas, productores artísticos, gitanos, no gitanos...lo único que nos importa es el flamenco, la representatividad y el respeto de todos los profesionales del sector, y por supuesto, que esto se actualice y cambie de rumbo.

–Hace unos meses denunciaron públicamente su disconformidad con el anteproyecto de la ley del flamenco, al entender que no habían contado con la opinión de los artistas....

–Así es, creo que para llevar a cabo una ley tan pretenciosa para el flamenco, antes que nada se debería haber consultado a los artistas y al resto de profesionales del sector, pero sorprendentemente no han contado con nosotros para nada, ni en la elaboración ni en el contenido. De hecho, lo denunciamos y desde el Instituto Andaluz del Flamenco se comprometieron públicamente a atender nuestra petición de ser escuchados, pero todo ha quedado en nada, es más, el Consejo Asesor de Flamenco no ha querido recibirnos siquiera a día de hoy. Nos emplazaron directamente a presentar las alegaciones, algo que no entendemos. Mientras otras asociaciones se mueven por las instituciones como por su casa, a nosotros ni nos reciben. En los últimos años hemos asistido a varios intentos de patrimonializacion de nuestra cultura con discursos apropiacionistas. Cuando el flamenco es heterogéneo, diverso, plural y complejo por naturaleza. De modo que, en ningún caso, puede estar representado por una única voz que trate de confundir el todo con la parte. Y desde luego, ni la administración, ni los representantes públicos están para apoyar institucionalmente a un grupo de artistas ni a una asociación frente a otras, como aquí está sucediendo.

–Según usted, ¿en qué situación está hoy día el flamenco?

–Bueno, el flamenco es el mayor patrimonio cultural que tiene este país musicalmente hablando, pero tiene más consideración fuera que en España. Aquí se sigue manteniendo la concepción y el trato rancio de tiempos pasados, por más que quieran aparentar lo contrario, en el que el artista estaba sometido como marioneta y se le consideraba una persona sin criterio y analfabeta, algo que afortunadamente ha cambiado. Y si hablamos de Andalucía, más aún, porque el flamenco sigue obedeciendo a intereses personales que nada tienen que ver ni con el arte ni con nosotros. Ese es uno de los objetivos de nuestra asociación, defender nuestra visibilidad e integración en los órganos de decisión sobre el flamenco, tal y como mandata la UNESCO, el Ministerio de Cultura y Deporte y el propio Parlamento de Andalucía en una Declaración Institucional firmada por todos los grupos políticos.

–¿Y qué hace falta para cambiar eso porque los políticos parace que no quieren enterarse?

–Los políticos saben que el flamenco es importante, pero hasta ahí, delegan todo lo que ocurre en torno a él en el primer personaje que les viene. No existe el perfil de un gestor artístico o ejecutivo de lo flamenco profesional desde el punto de vista público. El ejemplo más claro es la ley del flamenco, que está propuesta por un consejo asesor donde los verdaderos protagonistas de la ley son ellos, al que ampara un lobby que pretende seguir controlándolo todo. Vamos a ser claros, esto se ha diseñado para que el flamenco siga siendo un sector cultural en el que viven mejor los tecnócratas que los propios artistas.

–Ha dicho antes que uno de los objetivos es defender los intereses de los artistas. ¿Qué otros objetivos se marcan?

–Nos preocupa la educación, porque el pueblo en su mayoría realmente no conoce el flamenco, sigue siendo un gran desconocido, por eso estamos trabajando en un proyecto con las universidades a través del cual queremos acercar el flamenco a la gente, pero desde el punto de vista de los artistas que son los auténticos protagonistas. Está claro que hoy en día se valora mucho la titulación, y en el caso del flamenco se está fomentando mucho el estudio académico, que está muy bien, pero nosotros también defendemos la experiencia, la vivencia y es mediante ellas con las que se transmite la tradición oral. Además, queremos fomentar el tesoro que acumulan todos esos artistas de la tercera edad, los “maestros” a los que vemos abandonados a nivel artístico y social, ellos son fuente de conocimiento, porque además nos quedan cada vez menos y tenemos que cuidarlos con mucho respeto y cariño. Esta es una de las cosas que ahora mismo tenemos entre manos.

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