Diario de Pasión

El manto del Mayor Dolor recupera todo su romanticismo decimonónico

  • Tras un año de trabajo, Jesús Rosado suma en su haber otra exitosa recuperación de una pieza de valor artístico y también histórico, y todo un emblema en el arte del bordado.

El manto que las hermanas Cuadra crearan para la hermandad de San Bernardo de Sevilla, adquirido por la del Mayor Dolor de Jerez en 1927, ha recuperado todo el esplendor que tuvo una pieza que está considerada como única en su estilo. Ha sido un año desde que el bordador astigitano Jesús Rosado inició el trabajo de restauración de esta pieza, cuyo resultado final se pudo ver el viernes en la presentación del manto que tuvo lugar en el colegio La Salle. Concretamente, han sido unos 10 meses de trabajo, explica el bordador, tiempo que ha necesitado para cambiar el tejido base de la pieza, que es lo que estaba más dañado.

La recuperación de los bordados ha sido otra minuciosa labor, concluida con la satisfacción final, según expone el artista, de que tras la intervención el manto conserva el 95 por ciento del original. Este dato confirma la buena hechura original de la pieza desde, "un manto muy bien hecho que responde al romanticisimo decimonónico del bordado que imperaba en la Sevilla del XIX", afirma Rosado, que no duda en concluir que "estamos ante una pieza sin igual, algo absolutamente sublime de la que se desprendió Sevilla".

Abunda, en el trabajo realizado, diciendo que "el estado del tejido base era deplorable, estaba totalmente destrozado, pero las piezas bordadas estaban muy aceptables". A su juicio de experto en la material, el manto Mayor Dolor marca el inicio de un nuevo canon en este arte dejando atrás los diseños asimétricos de las hermanas Antúnez para ir entrando en al simetría que más tarde impuso Juan Manuel Rodríguez Ojeda, quien 'bebió' bastante de los talleres donde nacieron esta y otras piezas. "Estoy enormemente agradecido por haber podido devolver a Jerez esta pieza sin igual", subraya Jesús Rosado, que no duda en afirmar que se trata de "un tesoro no solo para Jerez sino que también para todo el mundo cofrade".

Sobre esta calidad artística, Rosado, que ya tiene en su haber numerosos trabajos en la ciudad culminados con éxito, reflexiona diciendo que "Jerez debe saber y llegar a entender que el nivel que tiene en muy bueno y que debe darle el valor que tiene". Por sus manos han pasado piezas antiguas y ha creado otras de nueva factura. En cualquier caso, Rosado es un estudioso de su arte, que lo entiende y lo comprende nada más verlo, tanto que cuando cae en su taller alguna intervención de las características y envergadura del manto del Dolor no duda en aceptarlo con solvencia y garantía. El diseño estuvo a cargo de José Tova Villalba, un afamado ceramista sevillano que fue fundador de una fabrica de cerámica en el barrio de la Calzada hispalense.

Este paso de palio, tanto el manto como caídas y techo de palio, acabaron en Jerez en la hermandad con sede canónica en la iglesia de San Dionisio al adquirirlo el 6 de abril de 1927 por 16.000 pesetas, aunque el estreno en la ciudad no fue hasta el año 1929.

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