Negro de cola y esparto; cera verde
Jueves Santo · Vera Cruz
Muchas novedades en la Vera Cruz, que cambió la túnica de los nazarenos y sacó a casi 500 hermanos.
La Hermandad que abrió el Jueves Santo lo hizo con un punto espectacular no por las formas, que fueron las de siempre, si no por los estrenos y novedades que presentó este año. El más llamativo fue el cambio de túnica de los nazarenos, medida aprobada hace un año y que se aplicó ayer, quedando así para el recuerdo la de capa y antifaz verde, para vestir sus hermanos la de cola negra con cinturón de esparto pero portando cera de color verde.
Así, la cofradía de San Juan de los Caballeros conservó sus dos colores corporativos en la visualización de su cortejo en la calle, que ayer estuvo compuesto por cerca de 500 cofrades, según datos proporcionados por la hermandad, un gran incremento que se hizo evidente en la amplísima fila de nazarenos que partió desde la sede canónica. Esto es sin duda fruto del trabajo que se lleva a cabo en estrechar sus vínculos y el trabajo con el colegio marianista de El Pilar, unido a la historia más reciente de una hermandad que hunde sus raíces en más de cuatro siglos y medio de vida, habiendo sido la primera creada expresamente, de corte penitencial, y para salir en Semana Santa.
En lo patrimonial, el paso de palio de Nuestra Señora de las Lágrimas sigue creciendo en belleza y en su estilo singular, este año con el estreno de los varales que siguen dándole un aire único conforme se sigue avanzando en su renovación. Recordar que el pasado año presentó los bordados del techo y caídas, así como la restauración de los faroles que se reparten por la mesa y la trasera.
Otro aspecto a tener en cuenta es el de las insignias. El conjunto de ellas que tiene la Vera Cruz empieza formar parte de los más exquisitos de entre los que existen en las hermandades locales, con la particularidad de que casi todos sus elementos están inspirados o parten de la base de piezas antiguas que la cofradía ha ido recuperando; de hecho los varales están basados en unos ciriales del siglo XVIII que posee la hermandad, del mismo modo que el nuevo estandarte corporativo, el estandarte de la Realeza de María, la bandera bordada del Cristo y el juego de ciriales del misterio, todo estrenado ayer.
La Vera Cruz sigue en su salida procesional un guión acorde con el espíritu de la corporación. La música en el misterio estuvo a cargo, un año más, de una capilla de ministriles, que fue interpretando piezas religiosas del Renacimiento. Poniendo la música tras el manto de las lágrimas repitió, y van ya muchos años, la Asociación Musical Astigitana con un repertorio muy escogido entre marchas de gran solemnidad. En su recorrido no se registró este año ningún cambio, pese a que la hermandad quiso volver por la calle Francos en su tramo peatonal; sin embargo, la imposibilidad de llevar a cabo unas obras necesarias para que cupieran los pasos lo ha impedido.
La Vera Cruz llenó el Jueves Santo con su carisma donde lo añejo y lo nuevo se dan la mano; donde el sabor cofrade alcanza cotas de excelencia.
No hay comentarios