Nadie cuestiona que internet ha generado un canal que discurre en paralelo al físico, en el que todo es posible y que tiene sus propias normas y códigos. Casi nadie está fuera ya este entorno digital que ha cambiado por completo el estilo de vida de las personas.

A partir de este ecosistema, la realidad virtual (RV) promete transformar el estilo de vida de los usuarios a través de experiencias inmersivas en mundos recreados por ordenador que, o bien imitan el mundo real, o bien inventan nuevos escenarios.

En la industria del videojuego, es capaz de ofrecer experiencias mucho más intensas gracias a que involucran al jugador en escenarios en 360 grados con los que interactuar como si realmente estuviera allí, esta tecnología logrará una proyección mayor.

De hecho, el último informe de Market Research Future cifra en 62.200 millones de euros el volumen de negocio de la realidad virtual en 2030. Durante los próximos años se van a registrar crecimientos interanuales del 44,4%. Pocas industrias ofrecerán cifras similares.

La industria del gaming y el entretenimiento es, por tanto, la puerta de entrada a la realidad virtual porque está en su naturaleza aprovechar las capacidades de esta tecnología a través de los gamers, que son los early adopters de los dispositivos (gafas) disponibles en el mercado. Pero ni los usuarios ni los fabricantes se olvidan del potencial de esta tecnología, que trasciende a la industria del videojuego.

Salud y fitness

De hecho, salud y fitness parecen ser las próximas fronteras de la realidad virtual, como demuestran los movimientos que se están observando en el mercado en los últimos meses.

Desde el momento en el que la realidad virtual permite crear experiencias inmersivas, esta tecnología tiene potencial en fitness, con la posibilidad de trasladar el entorno deportivo de un gimnasio en casa, rompiendo de esta forma con las barreras del tiempo y del espacio: ¿Cómo sería una clase grupal con miles de usuarios conectados desde distintos lugares del mundo?

Si a esto añadimos las capacidades que ofrecerán otros dispositivos conectados, como pulseras de actividad y smartphones, el entrenamiento se podrá monitorizar para dotarlo de mayores capacidades de control de nuestro estado de salud.

Es en la salud, de hecho, donde existen grandes oportunidades para la realidad virtual. No solo porque podremos acudir a una consulta médica en un entorno virtual sin perder ni un ápice de seriedad y profesionalidad, sino porque los dispositivos conectados permitirán al personal sanitario recabar datos de interés para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento.

Cuando hablamos de realidad virtual, en realidad lo hacemos de un ecosistema donde las gafas son la puerta de entrada visual, pero en convivencia con otros dispositivos capaces de conectarse a ese sistema para enriquecerlo.

Tal y como destaca Herminio Granero, Executive Director Core Solutions de Ingram Micro. “la realidad virtual es un concepto muy amplio que engloba un ecosistema de dispositivos conectados que trasladan el mundo físico al virtual con precisión, lo que permitirá a las personas aprovechar las ilimitadas capacidades de esos mundos virtuales para vivir nuevas experiencias enriquecidas que no tienen límites temáticos. Las aplicaciones de esta nueva tecnología están revolucionando en una primera fase el mundo del entretenimiento, pero ya están preparadas aplicaciones para educación, salud, comunicación, ingeniería, y otros mundos diversos, todo ello en un ecosistema que tiene como objetivo la creación del tan comentado metaverso”.

En definitiva, la realidad virtual es una nueva forma de entender el mundo digital. Una en la que la hibridación con el mundo físico es mucho más intensa que en Internet, y donde los límites se pulverizan para crear una nueva forma de relacionarnos con la tecnología y, sin duda, con las personas, empresas, marcas e incluso gobiernos.

“Estamos en el punto de inflexión de la realidad virtual, y lo que vamos a vivir y experimentar en los próximos años marcará el futuro de Internet 3.0”, subraya Herminio Granero. “Es el momento de no quedarse fuera de una de las revoluciones digitales más profundas de la historia”.