"Están estirando el 'sacaero' de dinero y se está perdiendo lo auténtico, la esencia de la zambomba de Jerez"

La creativa Claudia GR Moneo reivindica el valor de tradición navideña frente a las "macrofiestas" que se están celebrando en la ciudad

“Antes una zambomba olía a aceite frito y vino; ahora huele a cubatas”

Claudia GR Moneo con el cancionero 'Lah lehtrah de nuehtra Zambomba' que ha ilustrado.
Claudia GR Moneo con el cancionero 'Lah lehtrah de nuehtra Zambomba' que ha ilustrado. / Vanesa Lobo

Estar no es lo mismo que vivir. Participar, cantar, convivir, festejar la Navidad con tu gente no es lo que estos días se está viendo en Jerez con las zambombas. No es lo mismo estar en una mal llamada zambomba que vivirla y desde hace años esta fiesta tan genuina de la ciudad está perdiendo su esencia.

La creativa Claudia GR Moneo, que ha ilustrado el cancionero 'Lah lehtrah de nuehtra Zambomba', escrito por la filóloga Lucía Franco Corrales y narrado por la musicóloga Belenish Moreno Gil, explica que muchos jerezanos "estamos saturados de estas 'zambombas' sin haberlas aún pisado. Con la gente que hablo, mis amistades, la gente cercana, del barrio... Nosotros todavía no hemos ido a una zambomba. La estamos evitando, no tenemos ganas, son aglomeraciones"

Esta semana se ha presentado el cancionero jerezano, publicado por Prima Luce Natus, y la ilustradora jerezana remarca que "un hombre muy gracioso de Santiago dijo que el 'no ha ido' a una zambomba, sino que la había vivido. Me impactó porque realmente las zambombas se viven en familia, con amigos, es algo espontáneo, no es algo orquestado". Recuerda que ella vivía las zambombas en Nochebuena con la familia de su padre, "que es la familia gitana". "Mis tías cogían las panderetas y cantaban y es ahí donde yo cogí tradición de lo que es en sí una zambomba. En el patio de vecinos de mi abuela se encendía una candela y nos poníamos a cantar. También mi familia tiene tradición en la Yedra y han vivido también las zambombas de la hermandad, y mi abuela hacía pestiños, las vecinas se venían, se ponían a cantar en el patio...".

"El año pasado recuerdo que estábamos almorzando en la Margara de Mané, en Santiago, y me arranqué a cantar con el cancionero que siempre llevo en lo alto, y las mesas de al lado se unieron a cantar y nos pusimos todo el bar. Eso es lo bonito. Lo bonito es estar un ratito cantando, irse a otro lado, te tomas un chocolate, un vinito... Pero no esas macrofiestas que se están organizando. Las zambombas se están desvirtuando, en donde el negocio gana al ocio", lamenta la jerezana.

Claudia GR Moneo sabe que la etiqueta 'zambomba' atrae a más público que 'concierto navideño', aunque en la mayoría de las ocasiones lo que se celebra es más lo segundo que lo primero. "Están estirando el sacaero de dinero y se está perdiendo lo auténtico, la esencia de la zambomba y la Navidad. Esto era una cosa que vivíamos entre nosotros y ahora nos hemos ido al extremo. Todo el mundo hace zambomba, e incluso fuera de Jerez se hacen las mal llamadas zambombas, que son en realidad conciertos. Lo que se quiere es vender alcohol, que es por donde sacan mayor rédito económico. Las zambombas no se hacen para buscar el parné, sino para vivirlas y arrejuntarse. Es lo bonito de esta festividad".

"En la presentación pregunté que quién había ido a una zambomba y un amigo dijo que él, pero que ni había cantado porque ni escuchaba de la gente que había. Pues eso no es vivir una zambomba. Una zambomba es participar", añade la jerezana, fiel defensora de las tradiciones y del importante papel que las personas mayores han tenido para la transmisión oral de la cultura más popular.

Precisamente, puntualiza que Belenish Moreno Gil explica en el cancionero que la historia de las zambombas viene "de nuestras abuelas. Las mujeres empiezan a cocinar esos dulces de sartén y es una festividad de Adviento, de invierno, por lo que se reúnen con el frío para hacer algo calentito y cantar, y los hombres reparten vino. Es curioso que es una tradición de las abuelas y ahora ellas no pueden ni acceder a las calles de Jerez, porque estos días es que ni se puede caminar. Ellas son las principales transmisoras de la memoria oral de estos villancicos y se les aparta".

Pero que se vaya perdiendo la esencia de esta fiesta no es sólo por culpa de un adelantado calendario festivo ni por unas fiestas en la calle que intentan emular a una zambomba tradicional. También hay que mirar de puertas para adentro y analizar si las familias jerezanas siguen transmitiendo la esencia de esta fiesta. ¿Se saben los pequeños los villancicos populares? ¿Cantan en Nochebuena todos juntos?: "Para una zambomba reivindico sacar lo de casa, coger una botella de anís y darle con una cuchara, la pandera y la zambomba. Poco más. Nosotros también tenemos que ver qué le damos a las nuevas generaciones".

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