Jo, mira qué bien, le han dado el Princesa de Asturias a los sanitarios que han combatido la pandemia como kamikazes por culpa de los mandamases de la gestión sanitaria, que no les han dado los medios necesarios para hacerlo solo como profesionales. De los posibles responsables de que se les haya dado material que ha podido provocar su contagio y en algunos casos su muerte, nada se supo. Y por supuesto de la inspección de trabajo investigando eso, tampoco. Espero que al menos, por decencia, no vaya a recoger el premio el/la responsable de la compra de mascarillas. Además, me consta que muchos sanitarios no quieren premios. Hacen su trabajo lo mejor que pueden y les dejan. Se conformarían con tener los medios necesarios para hacerlo sin exponerse ni exponer a sus familias. Es más, se conformarían con que se les respete y no sigan pegándoles como ya está ocurriendo de nuevo en este nuestro Jerez, que de aplaudirles hay quien ha pasado a agredirles. Incluso sería de agradecer que alguna fiscalía no les investigue como posibles acusados por haber tenido que decidir para quién era el único respirador disponible, en lugar de investigar a los responsables de que hubiese respiradores para quien lo necesitase.

Pero si me apuran, ahora el mejor premio para nuestros sanitarios es que nos tomemos en serio la situación en que nos encontramos. Solo los tontos creen que esto se ha acabado. La vida sigue, hemos de vivir y salir, y hemos de perderle el miedo al virus. ¡Pero no el respeto! Y sobre todo, no perder el respeto a los demás. Si alguien se quiere contagiar es su problema. Pero no contagiemos a los demás por nuestra inconsciencia o la de nuestros hijos. Y recuerde… ¡su mascarilla no me protege si se me echa encima! Hagamos caso de las advertencias y no pensemos que esto ya pasó. Debemos tener cuidado y mantener las normas de convivencia segura y adaptarnos a la realidad que tenemos. Que consigamos sobrevivir a esto no es cosa de los sanitarios por muchos premios que les demos. Es cosa… ¡de todos!